La sala principal de exposiciones de La Térmica acoge desde ayer la muestra Borges & Kodama: infinito encuentro, un homenaje al gran escritor argentino a través del testimonio de una vida junto a su viuda, María Kodama, y sus viajes alrededor del mundo. Kodama, que está en Málaga para participar en La Noche de los Libros, evento en el que se enmarca esta muestra, explicó que Borges era «una persona muy divertida y con muchísimo sentido del humor», además aseguró que el autor de El Aleph «disfrutaba mucho de la vida».

La exposición se convierte así en un testimonio de la vida de Borges y Kodama juntos y de sus viajes alrededor del mundo, de Egipto a Japón, de Venecia al Valle de Napa, con instantáneas en Sevilla y Córdoba, una evidencia de su felicidad compartida. Con un total de 51 fotografías, la exposición está comisariada por Cristina Carrillo de Albornoz, y organizada conjuntamente con la Fundación Internacional José Luis Borges de Buenos Aires, de la que Kodama es presidenta. Gran parte de las imágenes son préstamos de sus archivos personales y son instantáneas que ella misma realizó en sus viajes con Borges. Según relató a los periodistas, de todas las instantáneas que pueden verse en Málaga, destaca una realizada por el fotógrafo Ferdinando Scianna en Sicilia en 1984. En la imagen, la pareja sonríe sin percatarse de la presencia de la cámara. Una espontaneidad que hace de esta foto «la preferida» de Kodama, que también destacó otra en la que aparecen disfrazados de lobo con motivo de la celebración de Halloween. Esta fotografía, de 1983, se realizó en el estado norteamericano de Wisconsin, a donde había acudido a ofrecer una conferencia. Su viuda recuerda que una vez disfrazados, Borges gritó: «El hombre es un lobo para el hombre»; haciendo gala de su divertido carácter.

Para la comisaria, esta muestra «descubre al Borges genuino, más lúdico e inesperado, al viajero de que encantaba hacer cosas insólitas, un aventurero de corazón que se identificaba con Homero y que cuya capacidad de asombro era similar a la del disfrute de la vida».

Un segundo eje en la exposición muestra los grandes símbolos de su obra literaria, desde los laberintos, las bibliotecas, al tiempo o el espacio. El montaje se completa con fotografías realizadas por los grandes fotógrafos argentinos Alicia D'Amico, Amanda Ortega y Eduardo Comesaña, que muestran el lado más íntimo y emotivo de Borges, y de la pareja. Además, la Fondazione Cini de Venecia cede las fotografías del fantástico laberinto de Borges; un jardín realizado por el arquitecto Randolph Coatey en esta fundación, cuyo diseño fue regalado a Kodama, y que simboliza uno de los elementos configuradores y esenciales del mundo mágico que componen la obra del argentino.El Nobel que no llegó

Preguntada por las razones políticas que dieron al traste con la concesión del Nobel a Borges, Kodama destacó que el escritor recibió una llamada desde Suecia en la que le advertían que no ganaría el premio si viajaba al Chile de Pinochet, donde iba a ser nombrado doctor honoris causa por la universidad de dicho país.

Pero la respuesta del autor de La muerte y la brújula fue la siguiente: «Le agradezco la advertencia, pero hay dos cosas que un hombre no se puede permitir: sobornar y dejarse sobornar, así que iré a Chile. Buenas tardes». Así lo recordó ayer su viuda, que se mostraba orgullosa de que su compañero de vida «jamás traicionó sus principios».