En villa Carmen, en el Paseo de Sancha, la casa familiar de su mujer, Ángeles Rubio-Argüelles, tenía el madrileño Edgar Neville (1899-1967) su cuartel general malagueño, por eso, su estreno como escritor de cuentos, el volumen Eva y Adán, de 1926, lo publicó en la Imprenta Sur, de la mano de Manuel Altolaguirre e incluye Mediterráneo, un cuento dedicado a la Ciudad del Paraíso.

El escritor, dramaturgo, cineasta y diplomático regresa este miércoles a Málaga, gracias a la iniciativa de la editorial Reino de Cordelia, que presenta sus Cuentos completos y relatos rescatados.

El volumen, de 566 páginas, reúne los seis libros de cuentos que publicó Neville pero además, 16 relatos recuperados de periódicos y revistas. La obra será presentada a las 20.30 de la tarde en el Centro Cultural de la Generación del 27 (calle Ollerías, 34) por el periodista de La Opinión Alfonso Vázquez.

También intervendrán el editor de Reino de Cordelia, Jesús Egido y José María Goicoechea, jefe de prensa del Museo Thyssen de Madrid, a cargo de la edición del libro.

La sobrecubierta de este volumen es una caricatura de Neville realizada por José María Gallego, el dibujante de Gallego & Rey.

Edgar Neville forma parte de lo que Pedro Laín Entralgo definió como «la otra Generación del 27», la de los humoristas, un grupo formado por el propio Neville, Enrique Jardiel Poncela, José López Rubio, Tono y Miguel Mihura, que tuvieron como padrino espiritual a Ramón Gómez de la Serna, además de a Julio Camba y Wenceslao Fernández Flores.

El grupo de amigos se forjó en revistas humorísticas de los años 20 y 30 y coincidió en esta última década, salvo Mihura, en Hollywood, donde trabajó en la adaptación al español de películas y se hicieron amigos de grandes estrellas de la época. Neville, de hecho, es el apellido de uno de los personajes de la película Candilejas, de Chaplin, fruto de la gran amistad de este malagueño de adopción con Charlot.

La mayoría de sus cuentos están repletos de un humor festivo, poético y con tintes surrealistas, marca de la casa, aunque con los años el escritor demostró que podía adaptarse a cualquier enfoque.

Tras su primer libro, Eva y Adán, en 1936 publica Música de fondo, en el que en uno de los relatos, Los Smith (Novela de Nueva York) se aprecia la huella de su aventura estadounidense. El libro incluye uno de los cuentos más redondos y disparatados de su carrera, José María, el hermafrodita.

Frente de Madrid (1941), de gran calidad literaria, es también el más politizado. El escritor abandona la vena humorística para tomar partido por el bando de Franco en la Guerra Civil.

Con Torito bravo (1955) llega el Neville más descacharrante, capaz de meterse en la piel de unos marcianos que aterrizan en España y son confundidos con logroñeses, algo que aventura la famosa novela de Eduardo Mendoza, Sin noticias de Gurb. El tono continuará con El día más largo de Monsieur Marcel (1965), aunque bastante más cáustico, y terminará con la descarga de humor negro de Dos cuentos crueles, publicados por el editor malagueño Ángel Caffarena. Entre sus 16 relatos rescatados, joyas como Los descubridores del Polo, de 1927, sobre dos de los pocos noruegos que no han descubierto el Polo Norte.