El circo es el mayor espectáculo del mundo y Cirque du Soleil es la compañía circense más importante del planeta. Este binomio debería bastar por sí mismo como garantía para los que aún tengan dudas sobre la calidad, espectacularidad y originalidad de los espectáculos de la empresa canadiense. No tengan ninguna: los montajes del Circo del Sol no defraudan. Nunca. Uno puede tener preferencias de unos títulos sobre otros, pero ninguno de ellos baja del notable alto. Porque la constante búsqueda de la perfección a través de los límites del cuerpo y de la combinación de todos los elementos escénicos -luces, música, vestuario, maquillaje, escenografía- es la máxima ley que impera bajo la carpa de estos revolucionarios del circo. Desde 2006, Málaga es una de las ciudades fetiche para las que las giras europeas de la compañía, que ahora regresa con Totem, un recorrido por la evolución de las especies cuyo argumento troncal parte de las teorías de Darwin y que despliega sobre la pista central una sorprendente sucesión de números acrobáticos de una complejidad y belleza estética asombrosas.

Desde la pasada semana, una avanzadilla del equipo técnico de Totem se encuentra en Málaga delimitando la zona de 20.000 metros cuadrados en la explanada del recinto ferial de Cortijo de Torres en la que la Gran Carpa del circo será instalada entre el 1 de junio y el 1 de julio -la compañía no desplegaba su carpa desde 2008, año en el que acudieron a Málaga con Quidam-. Tras ellos llegarán esta semana los 75 camiones que transportan todo el equipo y finalmente lo hará el elenco artístico. Una familia numerosa compuesta por 118 personas (47 artistas y 71 técnicos) procedentes de casi una treintena de nacionalidades. Barcelona ha sido la ciudad que Totem ha visitado antes de aterrizar en Málaga, y allí acude La Opinión para ser testigos del día a día en el Circo de Sol y observar desde dentro cómo se produce la magia. Allí nos recibe el director de la gira, Frank Hanselman, un holandés que lleva más de 15 años trabajando para la compañía de Quebec. «La última semana antes de trasladarnos a una nueva ciudad y la primera en el nuevo emplazamiento suelen ser muy intensas», detalla. Al ajetreo del traslado se unen los nervios por el estreno en Málaga, aunque la maquinaria del Circo del Sol funciona con la precisión de un número de trapecistas.

Entramos en el módulo donde está instalada la cocina y el comedor del circo, un espacio en el que cuatro chefs se encargan de la alimentación de los artistas y técnicos con menús previamente estudiados para que la aportación de proteínas y grasas sea la adecuada. El arroz, las ensaladas y las frutas nunca faltan. Nos sentamos en una de las grandes mesas redondas y poco a poco comienzan a entrar algunos de los protagonistas de Totem, ya maquillados, para cenar. A penas faltan 20 minutos para que comience el espectáculo, pero el salteado con pasta tailandesa que ofrece hoy el menú bien merece una visita rápida a la cocina.

Una vez dentro de la Gran Carpa, con capacidad para 2.500 espectadores, las luces se apagan y todo se vuelve mágico. Totem empieza en las alturas. Desde lo alto del escenario desciende la chispa de la vida, aquella que hizo posible que la Tierra fuese habitada por seres vivos. Nada más alcanzar el gran caparazón que ocupa la pista central -una estructura que se eleva hasta lo más alto de la carpa y que pesa ?.??? kilos-, los primeros anfibios del planeta comienzan su frenético baile.

Así comienza esta historia sobre la curiosidad imparable, el deseo de superar retos y la búsqueda de los sueños, características que han guiado al hombre a lo largo de su evolución: desde los humanos prehistóricos hasta que el hombre consiguió surcar el cielo y conquistar finalmente el espacio. Danza con aros, saltos acrobáticos, trío de anillas, monociclos de 2 metros de altura con cuencos, equilibrio sobre manos, diábolo, dúo en trapecio fijo, manipulación, patinadores, barras rusas, contorsiones insólitas y escaladas son los números principales de este montaje en el que, como manda la ley del circo, no falta el humor y la complicidad de los payasos.

Sexta visita a Málaga

Con la llegada de Totem serán seis las visitas del Circo del Sol a Málaga. El idilio entre la empresa de Guy Laliberté y la capital de la Costa del Sol comenzó en 2006 con la presentación de Dralion. Y dos años más tarde, en 2008, se confirmó con Quidam. En ambos casos, la gigantesca carpa (Grand Chapiteau) de la compañía se instaló en el Cortijo de Torres, junto al palacio de Ferias y Congresos. Después llegaría Alegría, en 2011, que tuvo por primera vez como escenario el Martín Carpena, y una nueva versión de Quidam, en 2013, también adaptada al Palacio de los Deportes, escenario al que igualmente llegó Varekai, el último montaje que pudimos disfrutar del Circo del Sol en Málaga en 2015.