Las paredes del Museo Picasso Málaga son desde ya testigos de la inédita convivencia de los artistas más relevantes de Europa y Estados Unidos del siglo XX: Pablo Picasso y Andy Warhol. Un encuentro que se articula mediante una exigente y reveladora retrospectiva del creador de Pittsburgh a través de más de 400 obras, entre las que se encuentran verdaderos iconos del arte mundial como las latas de sopa Campbell, los retratos de Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor o Mao Tse-Tung, los dibujos de botellas de Coca-Cola, las portadas de discos de la Velvet Underground y los Rolling Stones, o el papel pintado con vacas (Cow Wallpaper) con el que decoró las paredes de sus primeras exposiciones.

Pero Warhol. El arte mecánico, que podrá disfrutarse en la pinacoteca malagueña hasta el próximo 16 de septiembre, va más allá de estas míticas obras y muestra igualmente los comienzos de un joven artista desconocido que en los años cincuenta trabajó en Nueva York como ilustrador de revistas como Glamour, Vogue o Harper's Bazaar, y diseñador de tarjetas de Navidad para Tiffany & Co. Estos primeros trabajos abren una muestra que recorre todas las etapas creativas de un artista que «solo logró vender una obra en su primera exposición, en 1962» y que «tres años después ya se había convertido en un mito», explica el director del Museo Picasso, José Lebrero, que además es el ideólogo y comisario de esta muestra que anteriormente ha visitado Barcelona y Madrid, convocando a cerca de medio millón de visitantes. «Es la primera vez que Andy Warhol y Picasso se encuentran. Y que esto se produzca en Málaga es un honor», expresó este miércoles Lebrero, que para ilustrar la popularidad del padre del pop art destacó que en el MoMa de Nueva York, «los visitantes se hacen más fotos con las latas de Campbell que con Las señoritas de Avignon de Picasso».

Pinturas, esculturas, dibujos, serigrafías, instalaciones, libros de artista, películas, portadas de discos, carteles, revistas, objetos de diseño y fotografías, proceden de cuarenta y cinco prestadores, entre los que destaca el Museo Andy Warhol de Pittsburgh, que alberga la mayor colección de obras de arte y materiales de archivo de Warhol, forman esta exposición, organizada por el Museo Picasso Málaga en colaboración con la Obra Social la Caixa, que permite al visitante sumergirse en el fascinante mundo de las sofisticadas imágenes de Warhol, un creador del que destaca «su falta de interés por crear la obra única y su dedicación a producir mucho y bien», apuntó Lebrero.

La producción -el propio artistas se preguntaba:«¿Por qué tengo que ser original? ¿Por qué no puedo ser no original?»- en serie de objetos cotidianos, así como el impulso por la democratización de lo artístico fue la gran revolución que hizo de Warhol un creador singular. «Odio ir a museos y ver cuadros colgados en las paredes porque parecen algo sumamente importante y en el fondo no significan nada», diría sin complejos el hombre que aseguró que «el arte de masas es arte de culto».

Por esta razón, la muestra, en la que se puede disfrutar de las filmaciones experimentales (screen tests) realizadas por Warhol a personajes como Bob Dylan, Allen Ginsberg, Marcel Duchamp, Salvador Dalí o Susan Sontag, se detiene especialmente en la innovadora forma en que el norteamericano recoge y actualiza para su tiempo las invenciones industriales del siglo XIX. Usa todo tipo de técnicas y de máquinas, desde la serigrafía hasta la grabadora de vídeo, dando importancia a la edición como principio esencial en su obra, con patrones productivos que él mismo definía como «propios de una cadena de montaje».

La capacidad de Warhol de apropiarse de todos los avances técnicos que iban apareciendo para convertirlos en máquinas productoras de arte es uno de los nexos de unión con el genio malagueño. Detalla Lebrero que Warhol y Picasso también tiene en común haber sido artistas «muy prolíficos». Nunca estaban quietos y a los dos les gustaba investigar, abrir nuevos caminos en sus producciones artísticas utilizando para ello las distintas técnicas que tenían a su alcance: «Les gustaba experimentar con todo tipo de técnicas. Mientras que Picasso lo hacía con la cerámica y el grabado, el norteamericano se empleaba con la Polaroid y las cintas Súper 8».

Este recorrido, que da cuenta de emblemáticas instalaciones como Silver Clouds, realizadas en un material fabricado por la Nasa y la Exploding Plastic Inevitable, el extravagante espectáculo que incluía actuaciones con The Velvet Underground, se cierra con el trabajo de un creador convertido en un personaje mundialmente reconocido que en los 80 se dedica a retrata a personajes como el Sha de Persia y su esposa Farah Diba, el diseñaros Giorgio Armani, el boxeador Muhammad Alio el escultor malagueño Miguel Ortiz Berrocal.

La muestra también se acerca a la personalidad y el entorno más íntimo del artista a través de instantáneas de 24 fotógrafos, entre los que se encuentran grandes referentes internacionales como Richard Avedon, Cecil Beaton, Peggy Jarrell Kaplan, Robert Mapplethorpe, Duane Michals, Alberto Schommer, Stephen Shore o Weegee.