Santiago Salviche está en racha: acaba de presentar su videoclip para Jennifer Lopez (El anillo) y está enfrascado en el proyecto más grande de su carrera: cinco meses de rodaje en Los Ángeles, su tierra de adopción, de una serie de 10 capítulos para Netflix (no suelta prenda). Una vez lo escribió en su cuenta de Instagram: «Sencillamente vengo a coger lo que es mío. Doce años de preparación, sin contar otros diez en otro negocio y cuatro más obsesionado con la actuación. Me he preparado a mí mismo para ser bueno en esto. ¿Lo mejor? Estar rodeado de amigos y familia, mientras nos contemplamos subir a los niveles que hemos proyectado». Ni el cielo es el límite para este hombre. Charlamos por teléfono con este fuengiroleño (mantiene el acento, sí) en la cima para recorrer su vida. Aquí está, en sus palabras.

Adiós, Málaga

Un «bicho» se va | «Crecí en Fuengirola, ahí estuve en el colegio, en el instituto... Pero mis primos y mis amigos están regados entre Málaga Centro y Marbella, en La Cala... Me fui a los 18. Mi madre, por ser yo un bicho, me dijo: Te voy a mandar a Escocia. Y allí empieza a hacer tu futuro. La verdad es que el futuro, digamos, no era muy brillante para mí en Málaga por el camino por el que iba...».

Hola, Escocia

Bienvenido al mundo del petróleo y a la actuación | «Estuve en Escocia ocho años. Allí estudié Ingeniería, porque siempre me gustó abrir cosas con el destornillador. Al tercer año de universidad encontré un trabajo en las petroleras, viajando en un barco. ¿Por qué? Porque me permitía tener tiempo libre para mi pasión, el teatro. Siempre había tenido pasión por ser actor, pero lo tenía como un secretillo. No porque no quisiera confesarlo, sino porque era un sueño imposible, como ser astronauta, o piloto de moto GP. ¿Por dónde empieza uno a ser esas cosas?

Mi madre siempre me dijo: Gradúate y luego haz lo que quieras. Así que me gradué en Ingeniería y en las petroleras trabajaba un mes y libraba otro, así que podía empezar la otra carrera, la de la actuación. Pero allí tenía difícil encontrar papeles para gente de habla hispana, mi acento entonces era muy fuerte... La verdad es que allí no había nada para mí».

Próxima parada: L. A.

De comprar cámaras con cuatro duros a casi los Oscar | «Los proyectos del petróleo me llevan al 2006, al Golfo de México, después de que el huracán Katrina golpeara fuerte el sur de EEUU. Y ahí me doy cuenta de la oportunidad: de New Orleans a Los Angeles hay dos horas de vuelo... Y me inscribí en una escuela de interpretación, Baron Brown Studios. Allí empiezo a encontrarme un mundo más grande, donde todos hacen cortos entre todos... Por ahí arranco yo. Y empiezo a comprar cámaras con los cuatro duros que ganaba. En un año hice tres cortos. Uno de ellos, Mañana será otro día, basado en la vida de un amigo mío español, casi llegó a los Oscar: quedó en la séptima posición, así que por poco no fue nominado. Pero lo compró DirectTV, lo emitió y ahí empieza mi credibilidad como director. Y otra forma de hacer las cosas, más a mi manera, en lugar del ciclo de audiciones-esperas-audiciones-esperas en el que estaba metido».

Ambiciones

Elevando el nivel | «Pasamos de ser un grupo de colegas haciendo cortos a formar algo más serio. Dejamos nuestros trabajos y empezamos a hacer comerciales y ganar dinero para poder seguir haciendo cortos. Empezamos con comerciales para la tienda de pizzas de la esquina, lo que fuera, pero pronto llegaron las grandes marcas como Gatorade, por ejemplo. Sentía la necesidad de seguir elevando, elevando y elevando el nivel.

Mi madre y mi padre han sido siempre muy aventureros y nos han apoyado siempre en lo que hemos querido ser; mi madre siempre nos ha dicho: Cree en algo, en lo que sea, pero cree en algo. Mi hermana y yo siempre hemos tenido ese gusanillo interno, esa ambición muy extraña que no sé explicar por ver que siempre hay algo más grande detrás. Yo cuando llego a un sitio pronto me quedo clavado, necesito desafíos constantemente, una nueva competición...».

Dos mundos

Entre Nigeria y L.A. | «Hay un momento donde trabajaba, en 2009 o por ahí, en que me tiraba un mes en Nigeria, con el petróleo, un mes en Los Ángeles, con la actuación. Aún no había salido del petróleo (salí en 2011). Así me pasé un año entero. Ésa es una de las memorias más grandes de mi vida: porque vivía en un mundo absolutamente tercermundista y al mes siguiente me comía un helado en Beverley Hills. Esa yuxtaposición me marcó mucho en mi mirada al mundo, en mi trato con la gente, mis amigos y mis colaboradores. Hay mucha gente que lleva tiempo aquí en Los Ángeles y pierde el sentido humano del norte. Esa etapa fue la que más ha marcado cómo dirijo, cómo trabajo, como trato al asistente de sonido y al productor de la compañía, al actor que tiene una línea y al actor principal».

Y llegó la música

A lo grande | «En 2012 empieza el gusanillo de la música. Yo ya escuchaba mucho reggaeton, música latina urbana, y se empezaba a ver la ola de que el reggaeton venía... Y no había una compañía que les diera servicios audiovisuales a ese tipo de artistas. Y ahí me junto con otro director, Jessy Terrero [realizador que ha trabajado con artistas como Romeo Santos Ricky Martin, Daddy Yankee, Jennifer Lopez, Reykon, Maluma y Enrique Iglesias] abrimos Cinema Giants, y empieza el movimiento latino muy a lo bestia».

Puertas, puertas

Llega Jennifer Lopez | «Mi vida siempre ha sido abrir una puerta, cruzarla, buscar otra puerta, cruzarla, etc. Y llegó Jennifer Lopez. A ella, que por cierto es una persona normal y corriente, un amor de mujer, le gustó nuestra propuesta para su vídeo de El anillo. Todos sus vídeos eran iguales. Nadie había hecho algo así para ella. Hemos querido dejar la mentalidad del arte español en una producción así, traer un poco del corazón de España, la habilidad tan bella que tiene el español de actuar. Lo fácil habría pillar a un modelo y ya, es lo típico, pero pillamos a Miguel Ángel Silvestre, un actor, para que le aguantara la mirada a Jennifer».

Lejos del set

La vida lejos de tu raíz | «Yo siempre he vivido por el mundo. La carrera del petróleo me ha llevado por Noruega, Angola, Nigeria... No tengo familia aquí, que es lo más difícil de todo, pero, gracias a Dios, hablo con ellos por FaceTime y Skype. América puede ser difícil para los extranjeros, y en Los Ángeles los amigos son muy pasajeros; digamos que aquí todo es muy conveniente: las amistades se centran en relación a lo que vienes a buscar, los directores se hacen amigos de otros directores, los actores de otros actores... Sí, ha sido chunguillo adaptarse pero nunca te olvidas del porqué viniste aquí y es como: Venga, palante, palante. Mi suerte también es que desde hace cinco años estoy con una mujer de la que me he enamorado; no tenemos hijos pero he heredado la familia de ella. Antes la familia eran los actores, los productores, los que trabajaban conmigo».

Trabajar en su tierra

Un sueño: rodar en Málaga | «Estoy absolutamente frito y loco por rodar en España. Tengo una historia escrita sobre inmigrantes de Nigeria y su viaje a España. Estando en Nigeria tanto tiempo sabes los motivos por los que la gente huye de su país corriendo y se arriesga con una patera para entrar en Málaga. Conozco el lado de Málaga, conozco el lado del inmigrante porque vivo en un país que no es mío... Me encantaría hacer una historia como Babel, donde tenga la oportunidad de grabar en Málaga.

¿Que si echo de menos Málaga? Ahora sí. Cuando me fui me fui con ganas de ver el mundo entero, pero cuando ya lo has visto te das cuenta de que Málaga en verdad tiene una fuerza, un carácter y una personalidad especiales. ¡Y echo de menos el boquerón, coño!».

Un balance

El mayor orgullo | «Te va a parecer ridículo... Cuando mi padre y mi madre leyeron en el periódico [se refiere al artículo de La Opinión en que se hablaba del videoclip de Jennifer Lopez], sentí que he conseguido llevar a Málaga por el mundo y demostrar que hay gente con talento, que es cuestión de oportunidades. La mía ha sido una vida tan de riesgo, de apuestas tan fuertes, que sentir que mi madre y mi padre pueden decir Ya me pudo morir tranquilo, ya sé que lo que te propusiste hacer está en piloto automático... Eso es lo importante, dar la tranquilidad a la familia. Lo demás, Jennifer Lopez, conocer a Dr Dre, es pasajero. Ése es para mí mi Oscar».