Tuvo perros, gatos, cabras, monos, loros e incluso sapos. La relación de Picasso con los animales fue una constante en la vida del genio malagueño, que en numerosas ocasiones se sirvió de «la forma de los animales para ensayar» en sus propias creaciones. Así lo asegura Rafael Inglada, comisario de la nueva exposición de la Casa Natal, El bestiario de Picasso, que refleja a través de 54 obras esa convivencia del malagueño con los animales que pasaron por su vida.

La exposición, que podrá visitarse en las salas expositivas de la plaza de la Merced hasta el 10 de octubre, descubre a estos animales de compañía de Picasso a la vez que recorre las distintas técnicas que el malgueño utilizó entre 1905-1968 para reflejar su belleza. Libros ilustrados, cerámicas, fotografías, dibujos originales y obra gráfica, todos ellos procedentes de los fondos de la Casa Natal, reflejan toda la fauna más ínitma del pintor y a la vez incide en la preocupación de un artista que intentó acaparar con su creatividad las técnicas y los modelos más dispares.

El recorrido de la muestra se detiene en los muchos perros que tuvo Picasso, «su animal preferido», según Inglada. Entre 1891 y 1895, con el primero de ellos, Clipper, que tuvo en A Coruña, y 1973, con el dálmata Perro y el afgano Kaboul en Mougins, Picasso llegó a tener hasta 16 perros, a los que puso nombres tan curiosos como Feo, Gat, Sentinelle, Ricky o Lump.

Pero no solo los animales caseros sucumbieron a la tentación de la mano creativa del malagueño. También su pasión por el circo o por los toros lo llevó a inmortalizar a los animales protagonistas de estos espectáculos. Dibujos de insectos, como la mantis religiosa, así como de peces y langostas cierran esta curiosa muestra en la que destaca una interesante galería fotografía en la que Picasso posa con muchas de sus 'bestias'.

Entre las piezas más destacadas de esta muestra se encuentra El bogavante (1949), un animal recurrente en la iconografía surrealista y que Picasso interpreta con un juego de volúmenes, rayas y puntos gruesos. El insecto (Hoja e insecto, 1949) aparece en la obra de Picasso para ilustrar el libro Corps perdu (Cuerpo perdido), del poeta, dramaturgo y escritor, Aimé Césaire. El artista recurrió a la belleza de lo aparentemente simple de una línea o trazo, fundiendo elementos femeninos con animales y plantas. La vida cotidiana es otro de los temas representados en la obra de Picasso. En la pieza Lechuza en una silla con fondo ocre (1947) capta un momento que surge de una manera espontánea. Este animal fue un regalo para el artista que lo acompañó durante varios años. En esta ocasión, plasmó su figura sobre una silla del taller.

El toro (Toro y caballo en la arena, 1929) ocupa un lugar destacado en la producción picassiana. Junto con la paloma, es uno de los símbolos más representativos de su trabajo -las palomas y los toros marcaron su infancia en Málaga de la mano de su padre, José Ruiz y Blasco-. El toro es la imagen de la masculinidad, la lucha, el poderío, pero sobre todo, el regreso del artista a sus raíces españolas, andaluzas y malagueñas.

Las raíces de Picasso también están detrás de las piezas como Gran pez (1956). La alegría del Mediterráneo, el movimiento del mar, su infancia y la gastronomía de España están presentes en estas obras.

El halcón (1907) es una de las piezas más llamativas de la exposición. Este animal pertenece a uno de los cuadernos preparatorios del conocido lienzo Las señoritas de Avignon. El color rojo destaca la figura del animal sobre las tintas negras, pero lo más curioso es que Picasso logra hacer de un único trazo, sin levantar el lápiz, la figura de una animal completamente reconocible. El original de este dibujo formará parte de una exposición que acogerá el Museo Pushkin de Bellas Artes de Moscú entre agosto y diciembre de este año. Otra de las figuras representadas es el caballo (Caballero y caballero, 1952). Condicionado por el periodo bélico que el propio Picasso vivió, el artista interpretó la aportación a la historia de este animal, representándolo casi siempre en el momento de la lucha.