El rapero Valtonyc sigue huido tras ser condenado por apología del terrorismo, injurias y calumnias al rey Juan Carlos I y amenazas de muerte a políticos; blogueros y humoristas se sientan en el banquillo para responder de memes y posts en diversas redes sociales... No es algo nuevo. En 1980 con el documental Rocío, de Fernando Ruiz Vergara, se vivió uno de los grandes escándalos de la Transición: fue la primera pelicula secuestrada judicialmente tras la llegada de la Democracia. Aún hoy, casi 30 años después, sigue censurada por orden del Tribunal Supremo. A su autor le costó la carrera (no filmó nada más) y, dicen, que también casi la vida. Ahora, los cineastas malagueños Alejandro Alvarado y Concha Barquero se han propuesto rescatar esta historia en Un film de Fernando Ruiz Vergara, su esperado nuevo documental tras el éxito internacional de Pepe El Andaluz.

Rocío es una mirada antropológica, lejos de folclorismos y devociones, a la romería y sus alrededores, dirigido por Ruiz Vergara y escrito por Ana Vilar. ¿Qué hay en sus imágenes que soliviantó tanto como para el secuestro judicial? Ruiz Vergara se refirió sin tapujos, a la represión en Almonte tras el golpe militar de 1936, que dejó cien víctimas, «99 hombres y una mujer». Con un responsable máximo, según el autor: José María Reales Carrasco, terrateniente y exalcalde de la localidad. El escándalo fue monumental y el largometraje terminó en el Supremo: cárcel y multa para el director (que se autoinculpó para eximir de toda responsabilidad al vecino que acusaba directamente a Reales Carrasco en la película); según la sentencia, «no es atinado avivar los rescoldos de esas luchas». Aunque la película se reestrenó en 1985 (con los fragmentos más peliagudos suprimidos, con una pantalla en negro con la leyenda Supresión por sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo del 3.4.1984), el cineasta quedó tocado y hundido: se exilió voluntariamente en un pequeño pueblo de Portugal, donde falleció en 2011, dejando un par de guiones que nunca llegaron a salir del cajón.

Alvarado y Barquero (pareja creativa y sentimental, como lo fueron Ruiz Vergara y Vilar) viajaron a la aldea lusa donde Ruiz Vergara pasó sus últimos años. «En la historia de Fernando hay mucho dolor, no sólo el que ya sugiere su destino, sino el que nosotros mismos sentimos en su compañía», aseguran los cineastas en una entrevista con CTXT, y apuntan: «Hay una frase muy bonita que daba título a la retrospectiva de 2016 que Filmoteca y el Reina Sofía dedicaron a la pareja Straub-Huillet: Hacer la revolución es volver a colocar en su sitio cosas muy antiguas pero olvidadas. Esas palabras son sencillas, potentes y auténticas, quizás lo más subversivo sea eso, colocar en su sitio lo que estaba olvidado». Ése es el objetivo final de Un film de Fernando Ruiz Vergara, un proyecto que dará que hablar. Como la inminente tesis del propio Alvarado, complemento perfecto al filme, sobre la postcensura en el cine documental en la Transición.