A pesar de la brevedad del libreto que escribiera Nahum Tate para la primera gran ópera en lengua inglesa, Henry Purcell destacaría en ella los elementos dramáticos necesarios para convertirla en una obra universal; precisión y concisión que no le restan fuerza ni sentido a la historia narrada por Virgilio. Con estos mimbres la Joven Orquesta Barroca de Andalucía recuperaba para la conclusión del primer año de su cuarta promoción una nueva versión de esta ópera que ya atacara en su primera hornada en la Sala María Cristina aunque para esta ocasión el escenario elegido ha sido el Teatro Romano de la ciudad.

El timón de este proyecto lo asumió todo un especialista en música antigua, Aarón Zapico, que ya por sí solo centra la atención pero si se suman un elenco solista cuidado, el talento instrumental de esta última promoción de la JOBA y el trabajo destacado de Mario Porras al frente del Orfeón Preuniversitario el puerto de arribo no puede ser otro que la aceptación unánime del público que abarrotaba las piedras milenarias del graderío.

Zapico presentaba la producción que bebía de aquella colaboración con el Teatro Real de hace unos años con la madurez que otorga la sensatez y el sentido de libertad que le profiere su idea de música antigua, espacio de creación e imaginación sin más límites que el arco temporal que lo circunda. Sentido, sensibilidad pero, sobre todo, el profundo respeto con el que el músico asturiano asume el repertorio. En el caso de Henry Purcell no duda en incorporar de su propio puño las danzas perdidas que se engarzan entre números.

Este Dido y Eneas en lo «semirrepresentado» se caracterizó por reconocer el papel fundamental del destino caracterizado por el constante movimiento de la masa coral y solistas por todo el escenario, incluso entre los atriles; de ahí la importancia de voces experimentadas como la mezzo Adriana Mayer, una inolvidable reina de Cartago. A su lado estuvo Berna Perles, fiel al trabajo incansable que la distingue. Eneas lo encarnó el tenor Diego Blázquez; él y el contratenor Konstantin Derri fueron dos grandes sorpresas de esta puesta en escena. Imposible olvidar el dúo Fear no danger protagonizado por Berna Perles y Alba Chantar, las dos sopranos malagueñas; más que casualidad son la consecuencia de una ciudad que ama la música. Cerraban el elenco Luis Pacetti, que encarnó el aria del primer marinero con estilo actoral y canoro, y, finalmente, Lourdes Martín, que dispuso experiencia vocal al puerto propuesto por Aarón Zapico.

La JOBA en esta nueva promoción sigue acumulando enteros y credibilidad a fuerza de un proyecto creíble, transparente y abierto por el que ha apostado, con tanto esfuerzo, la Filarmónica de Málaga.