El escritor Juan Laborda analiza en su último libro las historia de las disputas entre España y el norte de África por el control del mar, un largo enfrentamiento desde el siglo XVI que tuvo como resultado sucesivas campañas que aún siguen vivas en algunos lugares de ambas tierras y cuyos ecos reflejan la eterna lucha entre el Islam y la Cruz.

En guerra con los berberiscos. Una historia de los conflictos en la costa mediterránea es un ensayo fruto de años de documentación que intenta alejarse de la impersonalidad de los libros de Historia empleando una estructura de relato dividido en episodios de batalla, en los que se cuentan todos los detalles sobre la vida de los personajes más característicos de estos siglos.

¿Quiénes fueron los berberiscos y por qué son tan importantes en esta historia?

En realidad, el término berberisco es uno general que indica que son los habitantes, normalmente de raza blanca, del norte de África. Todo aquel que habita en el norte de África moderna, en el siglo XVI, XVII y SVIII es considerado berberiscos, pero, en realidad, los berberiscos no existen.

El libro trata las relaciones entre el Mediterráneo y el norte de África y cómo estas siempre han estado en conflicto por el control del mar que los separa. ¿Qué papel jugó ese mar que había de por medio?

El Mediterráneo es la última frontera. Las primeras relaciones que se establecen son de temor porque lo que temen los Reyes Católicos es que les vuelvan a invadir tropas del norte de África como ya ocurrió. Quieren crear una red de seguridad, una especie de frontera nueva y establecen lo que se denominan presidios en muchas partes, que lo que hace es encender la costa ante una posible invasión de los musulmanes. Las relaciones son tensas, bélicas, diplomáticas, de espionaje, y esto se mantendrá a lo largo de todo el siglo XVI y gran parte del XVII.

¿Cuáles son esos ecos que todavía perduran en las islas de Chafarinas, Alhucemas, Alborán o el peñón de Vélez de la Gomera?

La mayor parte de los presidios siguen siendo españoles. Son plazas que se conquistan, que están totalmente rodeadas por el enemigo y que a la espalda tienen el mar. Muchos de esos presidios se han mantenido hasta hoy, aunque ya sin tanto sentido militar.

¿Cómo se refleja toda esa historia que expone en libro en la actualidad?

Se jugaba con el miedo en el siglo XVI y se juega igual ahora. Hay un paralelismo entre el ataque de los corsarios, que es un ataque sorpresivo y de terror, y los atentados terroristas. Es una especie de fuego del terror que se mantiene a lo largo de los siglos.