Santana acude esta noche al festival Marenostrum Music Castle Park de Fuengirola (22.30 horas), en uno de sus tres únicos conciertos por España de la gira Divination. El mítico guitarrista, que tendrá como teloneros a los malagueño Tabletom (20.30 horas) llega con diez músicos, entre ellos su mujer Cindy Blackman (habitual en los discos de Lenny Kravitz) a la batería, y con una fiesta de energía y amor fraternal.

¿Qué ofrece Santana en esta gira Divination?

Mucha fuerza, mucha luz, mucha esperanza.

¿Hace un recorrido por su extensa discografía o se centra en su último disco?

Es ayer, hoy y mañana

Su último disco lo grabó con The Isley Brothers. Usted siempre ha colaborado con músicos de todo tipo. ¿Con quien le gustaría trabajar?

Estamos haciendo un disco de cultura africana con una cantante increíble que se llama Buika. Y me encanta la pasión y los sentimientos y la emoción de los gitanos, para mí sería un honor compartir con ellos y ellas esta música de sangre y fuego.

¿Se ha planteado una fusión del rock con los nuevos ritmos como el reguetón?

Todo eso es música africana, todo viene de África, y eso es para mí el cielo, es mi centro. Santana, como Bob Marley o John Lennon, usa la música para traer un mensaje universal, un mensaje de armonía, humildad, de curar, educar, aliviar, vestir, dar de comer, ofrecer compasión y más luz, lo opuesto que hay en el mundo. En el mundo hay mucho miedo, mucha oscuridad y Santana es lo opuesto, Santana viene con mucha luz, mucha fuerza y mucha esperanza.

Parece muy convencido del poder de la música para cambiar el mundo.

Totalmente, completamente.

Un músico como usted, nacido en México, ¿cómo vive y siente el presente de Estados Unidos y las medidas de Trump contra los inmigrantes?

Igual que ustedes lo sentían cuando tenían a Franco. Lo mejor que podemos hacer es rezar para que cambie su corazón, que no sea tan bruto y tan burro. Los rezos trabajan efectivamente. Si mucha gente reza para cambiar el corazón de esa persona, él va a cambiar y a tener más compasión. Hay un dicho que dice: hay que hacer la mesa más larga, no la pared más alta.

No parece que Trump vaya dar su brazo a torcer.

Con Dios no hay imposibles.

¿Y cómo ve el cambio político en México, con un presidente de izquierdas?

Para mí es lo mismo, no ha cambiado nada. Si hubiera cambiado algo la gente no se quisiera venir para acá.

Usted es una leyenda en España, y su concierto de Woodstock está interiorizado en mucha gente, aunque hayan pasado 40 años. ¿Es eso es bueno o malo para una carrera como la suya?

A principios de 1969, Woodstock era traer unión, armonía, los mismos principios que decía antes de Marley y Lennon. Queremos transformar la religión y los gobiernos, los dos son corporaciones corruptas y queremos cambiar la cara y la conciencia... Los dos están regidos por gente que no tiene conciencia o compasión. No ofrecen compasión, sino no cerrarían los muelles. Imagínate hermano cómo huele un barco lleno de gente tres o cuatro meses, con poca comida, huele a escusado, a vómitos... imagínate lo que es... Mira, el concepto de llamar a un humano alien o refugee o inmigrantes es como decir esclavos. Dios no ve esclavos, ve criaturas de luz, porque él nos hizo a nosotros. Cuando nosotros tocamos damos una inyección de luz a todo el público para que piensen con otra mente y podamos bajar más paredes como cayó Berlín.

¿Conoce el drama de la inmigración en el Mediterráneo?

Es la misma cara cuando aquí en Estados Unidos no dejan entrar a las personas que vienen de Nicaragua o Colombia y quieren entrar por Tijuana o El Paso. Es la misma humanidad. Santana toca música para cambiar los corazones y que no esté infectada y piense que una gente es inferior que otra.

Un mensaje difícil en estos tiempos, hace 40 años había otra mentalidad.

Como te digo, para Dios no hay imposibles.

Está muy convencido de que la bondad de las personas y la fe en el ser humano son armas poderosas.

Totalmente, y eso está a la vuelta de la esquina. Eso va a cambiar. Cuando Ted Turner puso el ojo en el cielo, que es CNN, para que nos veamos cómo nos tratamos, cómo nos comportamos, empezamos a decir «no me gusta cómo nos tratamos, hay que cambiar», hay que darle más honor, más peso uno al otro para que no nos veamos tan brutos ni idiotas. Nosotros somos lo que queremos ser, o somos ángeles o somos burros. Es una elección. Yo elegí desde chiquito vivir y razonar con más luz que los consejos de la gente de la calle.

¿Esos mensajes están en sus conciertos?

Sí, por eso cuando Santana viene es uno de los mejores conciertos del año, porque es un sonido, una vibración, una frecuencia, una resonancia que te hace llorar, se te paran los pelos, y empiezas a razonar otra vez, con otra mente, una mente que no está infectada de miedo.

¿Con cuántos músicos hace esta gira?

Somos diez u once y mi esposa Cindy toca batería. Te lo voy decir con humildad y fuerza, nuestra banda es una de las mejores del mundo y cuando la gente la vea es como ver la excelencia de Paco de Lucía y la pasión de Farruquito. Si Michael Jackson nos hubiera visto no se habría muerto.