Academia Orquestal de Málaga

Dirección: María del Mar Muñoz Varo. Programa: Obertura para una fiesta académica, op. 80, de J. Brahms, y Sheherezade, suite sinfónica, op. 35 de N. A. Rimski-Korsakov..

Apenas han pasado dos meses del último encuentro de la Orquesta de la Academia Orquestal de Málaga en la Sala María Cristina y el monográfico P. I. Tchaikovsky que provocó largas colas para acceder a la sala. No menos mayoritaria ha sido la respuesta para el programa que da el pistoletazo de salida a la nueva temporada de conciertos en el Edgar Neville. Para la ocasión, obras de J. Brahms y N. A. Rimski-Korsakov con tono de reencuentro, actitud y abundante cocina. No está de más reconocer el talante comprometido de todos lo que velan por este irrenunciable proyecto educativo y felizmente musical.

Programa para gran orquesta encabezado por la titular de la formación, M. Jesús Muñoz Varo. Hablar de toque femenino en su precisión raya poco más que el mal gusto y más cuando se valora el trabajo realizado por esta batuta. Muñoz deja pocas cosas al azar y se aprecia en la dirección que ejerce el continuo deseo por transmitir que la música es emoción y que sin ella poco tiene que decir un músico. Entre los leitmotiv de la directora se descubren hallazgos como el trabajo concienzudo o el mimo por las frases que provoca arquitecturas musicales convincentes. Transforma la orquesta en un único ser que respira a través de sus gestos y entradas.

Dos obras de Brahms y Rimski-Korsakov conformaron el concierto pasado. Universales o tal vez manidas, según el gusto, pero imprescindibles para saber qué es una orquesta y la infinita paleta de colores que puede llegar a desplegar. A decir verdad estas obras hacen aficionados y abren caminos hacia el gran repertorio. Pero también corren el riesgo de abocar al aburrimiento si la lectura no traspasa las anotaciones del pentagrama para ofrecer una versión corpórea, dinámicamente estructurada y atenta a los contrastes anotados por los autores.

Niveles sonoros

La Obertura Académica, a pesar de su carácter ingenuo y chispeante, está construida sobre dos niveles sonoros muy precisos por un lado, el diálogo entre secciones; y por otro, la sucesión de motivos que la articulan, algo que la emparentan con la fantasía sinfónica que culminaba el concierto y anotaba un nivel más a valorar como es el carácter concertante o de lucimiento de los atriles. Por secciones, destacar el valor de la cuerda de violines, excepcional la concertino que encabezó Sheherezade, frente a unos cellos algo tímidos. Las maderas de la Academia es otro de los pilares fuertes del conjunto en comparación a la falta de convicción y empaste de trombones restando brillo a las trompas. Y del apartado solista destacar, por citar alguno de ellos, los motivos leídos por el fagot, cello, flautas y trompa.

Los melómanos tendrán que esperar hasta bien entrado diciembre para una próxima cita, que coincidirá con la segunda promoción de la Academia Orquestal de Málaga.