¿Cambió la historia de la música la aparición de The Ramones con su punk-rock?

Sí, la cambiamos. A muchas bandas de todo el mundo les gustó lo que hacíamos e intentaron imitarnos, lo que nos hizo muy felices. Comenzamos algo totalmente nuevo.

El virtuosismo y el dominio técnico no era el punto fuerte de The Ramones. Por tanto, no hay que ser un gran instrumentista para ser influyente?

Es muy difícil tocar la música de los Ramones. Es como hacer ejercicio, como competir en las olimpiadas. Son canciones muy rápidas, sin parar. Ahora los cantantes paran cuando están cansados, y hablan, se toman un respiro para beber agua... Nosotros no hacemos eso. Nunca nos ha gustado. Cuando vemos a los jóvenes parar y charlar en un concierto, pensamos: «Ves, ya están cansados». Nosotros, en cambio, nunca hemos querido hacer eso, nunca hemos querido sujetar nuestra energía de ninguna manera.

¿Cuál es el legado de los Ramones? ¿En qué grupos se pueden notar sus enseñanzas, su estilo?

Nuestro legado está prácticamente en todas partes. Por ejemplo, Green Day, Rancid, en cierto modo Pearl Jam... Hay muchas bandas que me recuerdan nuestro sonido, lo que me hace sentir muy orgulloso.

¿Qué aportará el guitarrista de Bad Religion, Greg Hetson, en el concierto de La Trinchera?

Es un gran guitarrista de punk. Bad Religion es una banda que está dentro de nuestro mismo círculo. Tiene una idea muy clara de lo que significa tocar este tipo de música, porque lo ha estado haciendo durante mucho tiempo. Así pues nos sentimos muy seguros tocando con él y estamos muy excitados.

¿Podemos afirmar que usted lidera el mejor grupo de versiones de The Ramones?

No somos un grupo de versiones. Tocamos temas de The Ramones pero no somos una cover band. Cada músico tiene personalidad.

¿Qué vigencia tiene el «sexo, drogas y rock n´ roll» en la escena musical?

No debería tener ninguna. Para ser músico tienes que estar en buena forma. Si quieres que tu carrera dure, evidentemente debes cuidarte. Recomiendo a todos los que empiezan en un grupo que pasen de esas frases.

¿Cómo cree que ha cambiado el rock n´ roll desde que empezó a tocar hace 40 años?

La gente no cambia, cambia la tecnología. Aún tenemos las mismas frustraciones y cantamos sobre las mismas cosas. Amor, corazones rotos, paz... El mundo es el mismo que hace tiempo, solo que la diferencia es que ahora todas las cosas van más rápido y tenemos diferentes plataformas para escucharlas.

Los Ramones han vendido más camisetas que discos, ¿creen que son más un icono popular que un icono musical?

Somos una banda de punk rock que ha ido más allá de la música. Ves a un tipo con una chaqueta de cuero y vaqueros y dices: «Mira, parece uno de los Ramones». No muchas bandas pueden decir eso. Me parece bien que la gente lleve nuestras camisetas, quizá algún día entren a una tienda de discos -si queda alguna- y digan: «Mira, ésa es la banda de la que tengo la camiseta». Y, quién sabe, quizá nos escuchen y les guste nuestra música.

El sobrenombre Ramone cuando empezó su carrera en solitario, ¿le abrió puertas o fue una carga?

Soy un Ramone, es algo con lo que vas a vivir. Abre puertas, sí.

¿Qué diferencia hay entre su carrera en solitario y su época con los Ramones?

Mi estilo es el mismo. La verdad es que he tocado siempre igual, no hay cambios. Añado algunos redobles, pero mantengo el mismo estilo.

Muchos grupos de EEUU se posicionan políticamente contra Donald Trump. ¿Y Marky Ramone?

Yo soy demócrata y, por supuesto, no aguanto a Trump. Pero su presidencia no ha afectado en nada el mundo de la música. Por suerte, vivimos en un país libre y todo el mundo tiene la libertad de cantar sobre lo que quiera sin ningún tipo de problema.

Para terminar: ¿cómo lleva la lucha contra lo que usted llama de forma poética sus «propios demonios»?

Tuve un problema con la bebida y tuve que dejar la música. Me esforcé mucho en superar la adicción, pero ahora puedo decir que todo está bien.