Cumple 40 años, una de esas cifras redondas en las que parece que uno está obligado a hacer balance. ¿Cuál es el suyo?

Es verdad que es una edad que invita a pararse y reflexionar. Y creo que hasta ahora he tenido una vida extraordinaria, la verdad. Aparte de la suerte que he tenido por la cuna, que ha sido mucha, he podido estudiar lo que he querido, desarrollarme en mi trabajo... Así que no tengo esa crisis de los 40 como tal por no haber aprovechado el tiempo.

Vamos al disco, a Viaja la palabra. En estos tiempos en los que casi lo de menos parecen ser las letras de las canciones y lo que más la producción, que todo suene muy espectacular y trabajado, va usted y lanza un álbum en el que prima la letra y la música se basa en unos arreglos mínimos.

Yo, al contrario de los demás [risas]

¿Le apetecía ir a contracorriente?

Pues sí es verdad que todo el mundo parece ir por otro lado, pero he hecho el disco que necesitaba hacer, el que me pedían las canciones. Porque al final son las canciones las que mandan. El disco es un relato de un viaje interior, el mío, soportado por la palabra. Lo importante es que las canciones funcionasen con una guitarra y una voz; lo demás, la batería con escobilla y el contrabajo, era acompañamiento. Aunque creo que hay un público para este tipo de propuestas, que hay gente que se sienta a escuchar con atención.

«Inversamente proporcional / Al retén de enemigos que tengo/Es mi gana de lucha /O mi experiencia de armero». Así empieza el adelanto del disco, La canción del guerrero. ¿Tantos enemigos tiene?

No sé si son tantos... [Pausa para reflexionar] Cuando uno se expone, se abre el pecho, el corazón y el alma, surgen opiniones, gente que está de acuerdo con lo que haces y también gente que no está de acuerdo y que carga sus armas, muchas veces incluso antes de sacar el disco. Esos versos me parecen una manera bonita de empezar lo que considero que es una declaración de intenciones.

¿En algún momento cree que no se ha entendido quién eres realmente y qué es lo que quería hacer?

Ha habido momentos de mucha confusión, quizás porque he vivido cosas extraordinarias. Cuando uno está bajo el paradigma de una imagen en concreto, de un personaje de una serie de televisión [Se refiere al que encarnó en la serie Los Serrano y que le procuró su debut musical, con su exitosa canción Uno más uno son siete], a veces uno pide que la gente vea que detrás de ese personaje hay más cosas. En esos momentos tu imagen está tan poco en tus manos, está en manos de otros, de la industria, que da igual lo que hagas. Yo me fui de la serie en su momento de mayor popularidad para hacer un camino que fuese aportando a nivel profesional y personal, un bagaje, una manera de afrontar las cosas. Ahora ya estoy bastante reconciliado con lo que me ha ido ocurriendo en la vida. En realidad, con el tiempo te das cuenta de que uno lo que siente se corresponde con lo va viviendo. Y yo pude manejar todo aquello gracias a las herramientas que me facilitaron la que gente que me ha rodeado.

Dice que con Viaja la palabra quiere ir paso a paso, con humildad, y que en realidad su única expectativa es que las canciones le lleguen a la gente. ¿Cuáles están siendo las reacciones? ¿Ha habido alguna que le haya sorprendido particularmente?

Me está sorprendiendo la sorpresa. En general, detecto sorpresa en positivo; gente que a lo mejor tenía un prejuicio hacia mí o este tipo de música y le ha gustado. Para mí es lo mejor que le puede pasar a un creador, que consiga sorprender con su trabajo. Muchos me dicen también que las canciones les resultan muy emotivas, que es algo que no he buscado: cuando haces algo como componer una canción no eres consciente de que es un acto íntimo; simplemente la haces y la lanzas.

Me da la sensación de que el concierto con el que abre gira en Málaga tiene algo de simbólico, de nuevo comienzo, de nuevo nacimiento, ¿no es así?

Quería empezar por Málaga, porque este disco tiene mucho de Málaga, está compuesto en gran parte allí, donde está mi familia y mis amigos. Es un poco una forma de decir: «Mira, me fui de Málaga hace 18 años y ahora traigo esto».

Se fue buscando su camino de una Málaga muy diferente a la de ahora. No había Factoría Echegaray [Perea debutó como director teatral con Souvenir, un proyecto del vivero escénico]...

Por ejemplo.

...Si ahora fuera aquel chaval, ¿volvería a marcharse o cree que aquí tendría ya más oportunidades?

Irse siempre es bueno, si es por decisión propia, claro. Irse fuera, buscarse la vida, vivir otras experiencias, aprender que uno es de donde nació y de donde crece... Eso te enriquece. A mí lo que me gusta de la Málaga de hoy es que ha evolucionado. Un proyecto como Factoría Echegaray, por ejemplo, no existe en ninguna otra parte, tiene un valor enorme. Y Málaga ha hecho una cosa muy buena: enfocar la cultura desde otro lugar, salirse un poco del folclore andaluz, con todos mis respetos, y ha encontrado su hueco.

Una curiosidad: ya que hace hincapié en la importancia de la palabra en su disco, ¿cuál es su palabra favorita?

Me gusta mucho la palabra generosidad. Compromiso, también.

¿Y adónde le gustaría que le llevara este viaje?

Siempre uno tiene expectativas puestas, pero ahora mismo quiero disfrutar del proceso y las sorpresas. Es como el caminante no hay camino, de Antonio Machado.