Para saber que el Cortijo Jurado tiene un cierto yuyu no hace falta ser Íker Jiménez. Es uno de los lugares cuya supuesta leyenda oscura conoce todo el mundo, casi siempre de oídas lejanas, claro. Pero este supuesto Amityville malagueño en que, dicen, se celebraron rituales satánicos con chicas secuestradas entre 1890 y 1920, que fue testigo de numerosos fusilamientos durante la Guerra Civil, que acogió un hospital y una prisión en su sótano se ha terminado convirtiendo en poco menos que un parque temático de apariciones y sucesos paranormales: ruidos extraños, luces misteriosas, voces espectrales... Aquí vive el diablo, reza una de las muchas pintadas de sus degradados muros. El cineasta malagueño Jorge Rivera y su equipo no vieron al diablo pero, desde luego, tuvieron experiencias fuertes cuando rodaron allí, en el año 2000, un cortometraje, Un golpe definitivo, que nunca vio la luz. Ahora, casi 20 años después, Rivera regresa al lugar de los hechos para un documental, Imborrable, sobre una peripecia que marcaría su vida.

Pero, ¿qué pasó? La idea era rodar una adaptación de un relato de H.P. Lovecraft, El terrible anciano, sobre tres ladrones que pretenden irrumpir en la residencia de un acongojante mayor. Siendo un cuento del autor de Los mitos de Cthulhu ya se imaginarán que aquella noche deparará unas cuantas sorpresas, y de las desagradables, a los delincuentes. ¿Qué mejor que filmar el corto en el Cortijo Jurado? Un lugar de potencia cinematográfica indudable y con un aura y morbo que llamarían la atención de los navegantes del misterio.

Pues no fue una gran idea. Repasemos lo que ocurrió: tras rodar una noche en el cortijo, un actor sufrió una caída por el hueco del ascensor de su casa (tiempo después desapareció y no se supo más de él: algunos dicen que heredó una importante suma de dinero, otros que fue asesinado por la mafia rusa), un niño que también participó en la grabación del corto pasó cuatro meses en el hospital por una enfermedad indeterminada, una frutería del Centro en la que también se rodaron escenas fue presa de un incendio... Por no hablar de cómo durante el rodaje se descargaban las baterías de los equipos sin motivo aparente o algunos miembros del equipo aseguraban «ver cosas».

Ya en la sala de edición, la cosa siguió fea: cada vez que intentaban montar las imágenes, se borraban del disco duro. Pasó cinco veces. Rivera y los suyos, entre ellos el entonces cámara y ahora productor Kike Mesa, se dieron por vencidos.

Veinte años después, Rivera (que lleva años instalado en Dinamarca) y Mesa regresan a la historia pero contextualizándola. Imborrable es un documental sobre aquella odisea pero también sobre cómo era rodar en la Málaga de aquellos años, en la que pedir un permiso de rodaje era poco menos que una aventura y los medios técnicos eran puro arte povera. La película comienza ahora su rodaje en Málaga, proceso que incluirá entrevistas con miembros del equipo de Un golpe definitivo, periodistas, expertos en asuntos paranormales, críticos e historiadores de cine, escritores de terror y muchos más. Y de fondo, la silueta atemorizante del Cortijo Jurado.