Una de las reinas del soul de todos los tiempos, la verdaderamente incombustible Martha High, ha aterrizado en Torremolinos «para quedarse». No es algo que hubiese premeditado, aunque no oculta la sensación que tenía cada vez que una gira la traía hasta la Costa del Sol: «Algún día podría venirme a Málaga y pasar aquí el resto de mis días». Pues ha llegado ese momento. A sus 73 años de edad, confiesa que cerca del mar, a escasos metros de La Carihuela, ha encontrado el lugar soñado.

Para comprender en su correcta dimensión la magnitud del acontecimiento cualquiera debe fijarse en su biografía. Porque compartió escenario durante 30 años con el estratosférico James Brown y ha sido regularmente la cantante principal de la banda de Maceo Parker, con el que compartió su primer multitudinario concierto en la capital malagueña. Martha nació en 1945 en la pequeña localidad de Victoria.

Apenas 2.000 vecinos conforman un enclave situado en el corazón de Virginia, Estado norteamericano que en los últimos tiempos puede presumir de haber proporcionado otros talentosos vocalistas, díganse Pharrell Williams o Chris Brown.«Martha, y por qué en Torremolinos», le espetamos. «Por tres razones. Para mí lo primero era venirme a vivir a Europa, especialmente por el clima. Que para mí es perfecto. También porque la gente aquí es maravillosa. Y por qué no decirlo, aquí tenéis una forma especial de encontrarle sentido a la vida», responde. Acaba de subir de la playa, como una turista más, encantada de haber localizado el paraíso. Nos espera en la calle Danza Invisible un anfitrión excepcional, otro intérprete incombustible como Javier Ojeda.

«Nadie podrá imaginar qué supone Javier para mí. Personalmente, su hermana Carmen, a la que conocían músicos de mis bandas antes de conocernos ella y yo, fue la que hizo de guía para situarme aquí. Fue la primera persona que me ayudó cuando quise instalarme en Torremolinos», expresa.

Luego llegaría una cena, en la que Carmen le presentó al resto de su familia, y hace pocas fechas, un primer concierto de Javier Ojeda, en el que quedó maravillada con la calidad interpretativa del vocalista de Danza Invisible y por esa extraordinaria banda latina que en solitario acompaña al propio Javier. «Para mí verlo en directo fue un descubrimiento. Tiene muchísimo soul. Estoy deseando que llegue el día en el que podamos compartir escenario los dos», declara.

Y ese día tiene fecha y hora, porque como ha adelantado el propio Javier Ojeda a este periódico, el viernes 2 de noviembre, a las 21.00 horas, uno y otro actuarán en el restaurante El Palmeral, situado en las inmediaciones de Muelle Uno, en el Puerto de Málaga. «Será un día muy especial porque estará ella y además estrenaré un nuevo disco, titulado Días de Vino y Cosas», argumenta Ojeda.

Ella, todavía en proceso de readaptarse a su nuevo hogar, expresa que para cualquier artista en activo es muy importante disponer de buenas comunicaciones. En tal sentido, residir «cerca del aeropuerto internacional» le permite poder desplazarse cómodamente a cualquiera de los muchos destinos a los que tiene que acudir en plena temporada de giras. Javier Ojeda relata que para él es un privilegio tener tan cerca a una voz tan prodigiosa y comprobar la admiración mutua que de inmediato surgió entre ambos: «La música nos conectó de inmediato, porque muchos de los artistas con los que ella ha compartido escenario son influencias mías. Que además te diga que los músicos de tu banda son impresionantes es un piropo muy especial. De hecho, ahora estoy colaborando con ella porque tiene mucho interés en tener un grupo residente aquí y tocar en locales pequeños». Es evidente que Martha llegó: ¡Para quedarse!