Este jueves presentan en Málaga Una gran emoción política, donde hablan de la Guerra Civil desde la visión de María Teresa León.

La obra toma como punto de partida Memorias de la melancolía, la autobiografía de María Teresa León. En esta, ella se centra en los años de la Guerra Civil y el exilio y eso es en lo que nos centramos. Nos parece un tema muy importante que nunca se ha contado a través de la mirada de una mujer... Suelen contárnosla los hombres. Además nos interesa porque nos parece un lugar desde el que poder pensarnos hoy. No es un ejercicio historicista, es una manera de comprender mejor nuestro tiempo.

¿Cómo ha sido, como coreógrafa, plasmar esto desde el baile?

El tema de la memoria y la guerra nos parecieron cuestiones tremendamente físicas. Pocas veces se ha pensado la historia reciente desde la danza en nuestro país y nos pareció una oportunidad para bailar la guerra civil, la esperanza del siglo XX, la lucha entre hermanos, el ejercicio de la memoria y su desgaste. María Teresa León sufrió alzheimer y me parece que hay una curiosa analogía entre su final y el final de España, que parece que también se ha provocado un alzheimer con un rechazo a bucear en su memoria.

Es un tema muy actual y oportuno€

Totalmente. Es un tema que creemos que, para bien, está volviendo a la luz y es algo necesario. En Madrid estrenamos hace un par de semanas y el público se emocionaba mucho porque hablaban de ellos. La obra habla de nosotros como españoles, de nuestras familias y de dónde venimos.

¿Habrá quien se incomode porque se muestre a esta figura que era feminista, comunista, republicana€?

Fue una mujer muy protagonista de su tiempo, fue indispensable. Y representa una voz colectiva, a un grupo muy grande de una población y un sentimiento que fue muy real en Europa. Hay que tener la libertad para poder ver lo que pasó sin sentirse atacado o negar lo contrario. Es una realidad, se puede hablar de diferentes personajes históricos de diferentes ideologías con la intención de comprender mejor nuestro pasado. Muchas veces estaremos de acuerdo con ellos y otras no, pero lo importante es tener la libertad para hablar de una persona que fue muy principal, muy feminista para su tiempo y que estés o no de acuerdo con ella es una escritora de un gran talento y gran inteligencia que hay que reivindicar como una figura de nuestra historia.

¿Es el momento de sacar a la luz personajes femeninos que han sido silenciados?

Por supuesto. Es cierto que su caso es muy particular porque ella no fue una mujer a la sombra de su marido -Rafael Alberti- en vida. Lo que sí ha sido injusto con ella es la propia historia, que suele recoger más a los hombres que a las mujeres. O solo a los hombres. De María Teresa León, siendo una mujer importante en el ámbito teatral, en las escuelas de arte dramático no te hablan de ella. Ya ni digamos en los colegios. Es importante, más allá de porque existieron, porque la mirada femenina sobre la vida y sobre la historia es necesaria. Todos perdemos si no vemos el mundo a través de los ojos de una mujer. Pero también hay que verlo desde los ojos de los hombres.

María Teresa León fue una reconocida feminista. Hoy en día a muchas personas les da reparo decir que son feministas, aunque aseguren que defienden la igualdad. ¿Por qué cree que ocurre esto?

Son confusiones sobre los términos y, además, parece que si te etiquetas con una palabra hay un pack de otras características que van juntas y a la gente le da rechazo identificarse con cosas. A mí me parece importante reivindicar la palabra feminismo porque, evidentemente, significa lo que significa. Pero el feminismo es una cosa muy seria, una lucha que tiene que ser política. Queda mucho camino por recorrer, es un camino muy complejo, con muchas voces y está bien vivirlo así, porque así son los cambios importantes en la historia.

En el espectáculo bailan la concepción musical del tiempo y la memoria. ¿Es importante proteger la memoria histórica y que exista una ley con esta intención o es mejor no remover el pasado?

Sí, claro que hay que protegerla. En este país hay muchas personas que lo necesitan y hay que escucharlas. Hay que intentar acercarse a la verdad y en este país ha habido sufrimiento. No darle voz a las personas que lo han sentido es injusto. Yo creo que el olvido no existe. Solo existe como enfermedad. El ser humano tiene un apego con sus muertos y necesita justicia para ellos. Es negar un derecho esencial que además nos define como seres humanos.

¿Qué le parece que saquen a Franco del Valle de los Caídos?

A mí me parece muy bien. Fue un dictador y los dictadores tienen que identificarse como tales; y no tratarlo como lo que fue es injusto para una gran parte de este país.

Cambiando de tema, viene poco a Málaga, pero siempre con mucha ilusión. ¿Cómo cree que se está tratando a la cultura aquí?

Ahora vamos poco, pero actuar allí es muy importante para la compañía. Es cierto que hay más movimiento en la ciudad que cuando yo me fui hace unos 15 años, que no había prácticamente nada. Pero también me parece que se está potenciando mucho una parte más oficial y hay otros creadores que están sobreviviendo en un ambiente más undergound o alternativo menos visible. Queda mucho por hacer. Además de llevar creadores internacionales hay que crear un tejido local cultural fuerte y cuidar a los artistas que están trabajando allí.