Un éxito teniendo en cuenta los apoyos. Así resumen el autor y director, Ignacio Nacho, y el productor, Dylan Moreno, El Intercambio. Una película que fue estrenada en el Festival de Málaga en 2017, llegó a las salas este pasado mes de junio y que hoy se puede volver a ver en el Cine Albéniz gracias a los 'Encuentros con directores de cine' que organiza la Fundación Unicaja.

El Intercambio, una comedia con muchos ingredientes para triunfar como el elenco, pues está protagonizada por Hugo Silva, Pepón Nieto y Rossy de Palma o "que la crítica del público ha sido buena", asegura el productor, "no ha sido todo lo justamente tratada que debería", considera el malagueño Ignacio Nacho. Y es que "desde Málaga y la productora hemos tenido que pelear por que saliera en los cines por la falta de confianza o apoyo", explica Moreno, señalando que finalmente fue la propia productora la que distribuyó la cinta, que consiguió llegar a 130 salas comerciales.

El motivo para Nacho es que "los canales de distribuición en España están muy limitados, están muy copados por el mercado americano, por las grandes producciones... y es muy difícil que haya cabida a apuestas comprometidas". El malagueño, que viene del "cine de trincheras", lamenta que "cuando hacía peliculas extrañas nadie quería subvencionarlas y ahora que las hago más razonables, parte de la industria nos da la espalda no sé bien por qué".

Aún así, Ignacio Nacho valora que introducirse en este cine enfocado al gran público, "donde estoy compitiendo en una liga en la que es la primera vez que salto al campo", para él ha sido "un éxito". "Los que sabemos el trabajo que cuesta levantar una película tenemos una visión más tierna y subjetiva", ha subrayado, destacando que un estreno en 130 salas es "descomunal, sobre todo en las condiciones de autogestión en las que se ha hecho".

La espera

Pasó algo más de un año desde que la película se estrenó en el Festival de Málaga y llegó a los cines. Un periodo de "vaivén, espera, mucha negativa e incertidumbre" que para Nacho fue "inquietante", pero que al no tener concertada previamente la distribución de la película intentó "gestionar con naturalidad porque conozco los plazos y sé lo que conlleva".

"Lo mínimo que pretendemos cuando acometemos una tarea de esta magnitud, que roza la épica, es que al menos ese producto se vea. Ya ni que resulte rentable económicamente, sino por una cuestión de rentabilidad moral. Y ni siquiera hay canales que ofrezcan la posibilidad de que esa película, aunque sea en sectores muy minoritarios, tenga salida", explicó.

Con cinco largometrajes de cine de experimental a sus espaldas, incontables cortos presentados en más de 200 festivales de todo el mundo y ahora con El Intercambio, el malagueño Ignacio Nacho afirma que nunca ha vivido un momento de bonanza porque "han ido cambiando las caras del conflicto, pero el conflicto sigue existiendo", en referencia a la dificultad de la industria cinematográfica.

"A nivel ministerial y de subvenciones nos queda todavía mucho trabajo por recorrer", declaró Dylan Moreno. A pesar de ello, Nacho aseguró que "ahora estamos en auge" y celebró que en Málaga se esté haciendo cine y "generando una industria". En este sentido, el patrono de la Fundación Unicaja Ignacio Ortega subrayó que "el cine andaluz y español está viviendo un momento dulce". Sobre ello, el cineasta agregó que Andalucía tiene muchos recursos como "variedad paisajística, abaratamiento de costes de producción, horas de luz, etcétera" que ha hecho que los "mejores directores del mundo, en algún momento de sus vidas, hayan rodado en Andalucía".

Rodaje

"Cuando los actores leyeron el guion se volvieron locos, nos preguntaban qué tenían en sus manos y quién lo había escrito", recuerda Dylan Moreno, afirmando que "no conocían a Ignacio Nacho" así que se interesaron por hacerlo y "ponerse manos a la obra" con la película.

El filme "tuvo un presupuesto reducido si lo equiparamos a cualquier producción media del cine español actual", explica Nacho, por lo que "los tiempos de rodaje eran más limitados" y, por tanto, el proceso era algo más duro, aunque "dentro de los parámetros que exige cualquier rodaje".

Entre las bondades de esta parte de la producción de la película se encontraban que el elenco era reducido, "por lo que las posibilidades de conflicto se reducen"; una única localización y, por tanto, también se redujo el equipo técnico; el rodaje en plató, lo que evita las inclemencias meteorológicas; y el uso de luz artificial y como consecuencia la flexibilización del horario.