En tiempos en los que el papel de las periodistas se limitaba a escribir sobre recetas de cocina o temas de familia y sociedad, hubo reporteras que insistieron en desplazarse a lugares de conflicto para contar la guerra, como refleja un libro de la profesora y periodista Ana del Paso.

«Había una deuda pendiente del periodismo español, que no había contado la historia de estas mujeres», declaró ayer Ana del Paso, que esta presentó en Málaga el libro Reporteras españolas, testigos de guerra.

En el libro ofrece un recorrido histórico que arranca con Francisca de Aculodi, que en 1687 se convirtió en la primera periodista española, y que pasa por pioneras como Carmen de Burgos, Teresa de Escoriaza o Sofía Casanova, hasta llegar a periodistas contemporáneas, con 34 testimonios recogidos en otras tantas entrevistas amplias con estas reporteras. Almudena Ariza, Carmen Postigo, Carmen Sarmiento, Georgina Higueras, María Dolores Masana, Maruja Torres, Maysun, Mercedes Gallego, Mónica G. Prieto, Naiara Galarraga, Olga Rodríguez, Pilar Requena, Rosa María Calaf, Teresa Aranguren o Yolanda Álvarez son algunos de los nombres presentes.

«Todas ellas se han caracterizado por su cabezonería y su insistencia en conseguir testimonios de primera mano. Todas son unas inconformistas, que no querían permanecer en segundo plano, que saben hacer bien su trabajo y le ponen rigurosidad y pasión», resaltó Del Paso.

Carmen Sarmiento relata en el libro que, cuando planteó a su jefe que quería ir a la guerra de Vietnam, éste le dijo que «cómo iba a mandar a una mujer a la guerra», y Maruja Torres revela que utilizó «todas las armas que pudo, como llorar, gritar, insistir o presentarse como voluntaria cada vez que se necesitaba a alguien».

Estas mujeres en muchos casos «han roto moldes», según la autora del libro, que añade que estas periodistas «se plantaron en sus redacciones exigiendo escribir sobre los acontecimientos internacionales», en momentos como el franquismo cuando las mujeres «estaban muy encorsetadas en determinados temas».

Esa labor de «abrir camino», en la que cada una de estas periodistas «aportó un granito de arena», ha llevado a que la situación haya cambiado en la actualidad, y por ejemplo «entre los freelance en Jerusalén y Beirut, ahora el 80 por ciento son mujeres».