Hay tantas agendas de Fancine como espectadores, porque un género de géneros como el fantástico multiplica las rutas y los senderos. Aquí, unas recomendaciones que se apoyan, claro, en gustos y disgustos personales pero que podrían servir como hoja de ruta para el espectador más despistado y confiado.

The House That Jack Built

Quizás desde hace años sea más interesante lo que se forma en torno a Lars Von Trier que sus propias películas, pero la verdad es que apetece bastante asomarse a esta confesión de un asesino en serie (y, dicen, trasunto del propio Von Trier), entre el humor, la provocación y el salvajismo.

In Fabric

Para el que suscribe, Peter Strickland es el mejor autor británico de los últimos años. Sus tres filmes (Katalin Varga, Berberian Sound Studio, The Duke of Burgundy) son tesoros anómalos y fetichistas. El cuarto, una fábula sobre un vestido asesino, con mucho de su admirado Jesús Franco, aquilata su currículum.

Au Poste!

¿Conocen algún caso de DJ que se haya pasado al cine? Pues aquí tienen a Quentin Dupieux, francés que lo petó como Mr Oizo, y que como director atesora una filmografía bizarra, simpática y, de una manera sorprendente, emocionante. Si gustaron de Rubber, Wrong o Wrong Cops, irán de cabeza a por ésta; si no, prepárense para un delirio sin ínfulas.

Ghostland

Pascal Laugier filmó hace unos años una de las películas definitorias del terror contemporáneo, Martyrs. Tras la menor pero interesante The Tall Man, regresa con una home invasion que contiene giros sorprendentes, notable sadismo y ese nihilismo tan laugieriano.

High Life

Sólo por Beau Travail y Trouble Everyday Claire Denis debería pasar a la historia del cine: piezas muy diferentes pero unidas por una visión intransferible, subversiva de las pasiones humanas. Para su nuevo filme, una ciencia ficción casi sin efectos especiales, ha fichado a dos estrellas de relumbrón mediático, Juliette Binoche y Robert Pattinson. Tranquilos: que aquí sigue habiendo sangre, sexo, mal rollo y reflexiones.

One Cut Of The Dead

Una de las sorpresas más gratas del último Sitges. Una película de zombis sobre rodar una película de zombis en medio de un apocalipsis zombi. Todo muy meta, loco y divertido. Como Why Don’t You Play In Hell (Sion Sono) pero entrañable.

Mandy

No soy precisamente uno de los muchos fans de Beyond The Black Rainbow, el debut de Panos Cosmatos (para mí, retroscifi inane y ahogada en sus colorines), pero sí de Nicolas Cage y todos sus locurones. Este thriller sangriento a tope, con música entre la clásica contemporánea y el drone metalero, arrasa donde se proyecta.

What Keeps You Alive

Colin Minihan, director de la interesante It Stains The Sands Red, regresa con una cinta estilosa, que aprovecha las convenciones del género del thriller terrorífico para retorcerlas un tanto a golpe de ambiente raruno y humor más extraño aún.

Tigers Are Not Afraid

Una de las cintas que más ha triunfado en el circuito festivalero este año. La mexicana Issa López ha sorprendido con una fábula mágica protagonizada por niños enfangados en la violencia de los cárteles. Ojo, tengan a mano los kleenex.

Knife + Heart

Yann Gonzalez (hermano del músico Anthony Gonzalez, o sea, M83) se ha confirmado con este filme, nacido de la intención confesa de «sacar algo de las tinieblas». Entre la recreación del giallo de Argento y Bava, Gonzalez vuelve a casar aquí sus dos pasiones: la subversión y el amor.

Y de postre...

Hay muchos filmes para componer una suculenta coda a estas líneas. En el capítulo de exotismos, por ejemplo, está Pig, una cinta iraní que promete risas torcidas sobre el ego (un asesino en serie decapita a directores de cine del país; el protagonista del filme, un realizador, se come la cabeza pensando por qué el killer no va a por él). También tenemos Legend of the Demon Cat, lo nuevo de un grande quizás demasiado olvidado, Chen Kaige. Obligatoria es la recuperación de una cinta no estrenada ni distribuida de Jesús Franco, La mujer serpiente: no está dentro de lo mejor de su abultadísima filmografía, es sólo para completistas, desde luego, pero algunas de sus imágenes aún conservan esa cosa indefinible de Franco. Por supuesto, el ciclo dedicado al estudio Ghibli es imprescindible, como pasar por taquilla para Mirai, mi hermana pequeña, de Hosoda.