La escena malagueña sigue ofreciendo productos interesantes desde los márgenes. Toca hablar ahora de Mágicos Cabrones del Ruido, un nuevo proyecto de viejos conocidos (Pablo Garrido y Javier Muñoz, militantes en los añorados Tom Cary), que acaban de lanzar su primer álbum, Música negra, un más que meritorio repertorio mutante, que sabe reptar por muchos senderos y meandros para ofrecer un artefacto de experimentalismo accesible, coreable y bailable. Al resultado final contribuye un acabado perfecto, avalado por nombres de relumbrón: el trabajo ha sido mezclado por Martin Glover, más conocido como Youth, productor y bajista de los legendarios Killing Joke, Paul McCartney (en el proyecto The Fireman) o Pink Floyd, y la masterización corre a cargo de John Davis de Metropolis London (Dua Lipa, Foals).

«Todo lo que hoy he podido aprender/sin duda se lo debo a mis tropiezos de ayer», susurran en El ojo de marfil. Garrido y Muñoz, desde luego, llevan mucho aprendido en esto de la música: como Tom Cary, tres discos en su haber, llegaron a actuar en el prestigioso festival South By Southwest y a telonear a luminarias como Tom Verlaine (Television). Pero Mágicos Cabrones del Ruido tienen poco que ver con aquel cuarteto entre Shellac (por citar una banda de su adorado Steve Albini) y el krautrock. Música negra es un caleidoscopio de referencias, a veces antitéticas: algunos mencionan a Talk Talk y el italo disco, otros siguen insistiendo en Albini; podría ser, cierto, pero hay que añadir el sonido rugoso de las producciones de James Murphy y Tim Goldsworthy (LCD Soundsystem) y, sobre todo, las ganas de lanzar estribillos instantáneos (premio para el de El diablo) entre trabajadas texturas sintetizadas. No está nada mal para dos músicos, que, claro, se conocen al dedillo las posibilidades de un estudio de grabación.