La cantaora malagueña Rocío Alba está de regreso. El próximo 7 de diciembre, el Teatro Cervantes acogerá la presentación de su séptimo. Volver es el título de su nuevo trabajo, para el que ha estado dos años inmersa y con el que se encuentra emocionada y feliz. El álbum está compuesto por canciones que hacen un repaso a los mejores momentos de su dilatada trayectoria musical. Aunque su carácter y elegancia los ha trasmitido principalmente a través de la copla, su nuevo disco cuenta con una gran variedad de estilos.

Empezó a cantar profesionalmente a los 15 años, ha cosechado éxitos por toda la geografía española y en varios países del extranjero, además de haber logrado reconocidos premios y prestigiosos certámenes. ¿Qué significa contar con esta trayectoria musical a día de hoy?

Teniendo en cuenta que no he tenido una compañía, una agencia fuerte o una productora detrás, y contando solo con mis medios, además de ser de Málaga donde el campo a nivel discográfico es incomparable al de Madrid, dentro de mis posibilidades estoy muy contenta y orgullosa.

¿Ha ayudado a su desarrollo como artista la figura de Málaga?

Sí. De entrada, la luz y el mar que hay ayudan a respirar y a ver las cosas desde otra perspectiva. Ten en cuenta que la primera canción que escribí, grabé y edité fue Málaga del alma mía, dedicada a la ciudad. Es mi amor primero y cada uno le canta a su amor.

¿Qué hace falta para triunfar en el mundo de la música actual?

Bueno, además de tener muy buena suerte y que la varita mágica te toque para que todo venga fácil y rodado, ahora mismo depende muchísimo de la discográfica. Y de géneros como la copla o que suenen a folclore y música popular de nuestra tierra, que de entrada tienen muy complicado editar discos y contar con el apoyo de una discográfica fuerte.

Su carrera musical ha girado en torno a la copla. ¿Está perdiendo este género el reconocimiento y la relevancia que tuvo?

Al público le sigue gustando porque vas a la caseta municipal de una feria, a la semana cultural de un pueblo o a cualquier verbena y donde suena la copla, hay gente siempre. Pero a nivel de industria no vende porque no lo ponen a la venta. Parece que todo lo que suene un poco a raíz cultural de nuestra tierra se infravalora. Es cuestión de modas. Por ejemplo, el flamenco, considerado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es ahora lo más grande y está siendo apoyado por todo el mundo. Sin embargo, el último disco que ha sacado Miguel Poveda es de coplas y ha sido récord de ventas, por lo que el género gusta y se sigue vendiendo. Si casi todos los flamencos meten la copla por bulería, será por algo.

¿Si no fuera por Andalucía, la copla desaparecería?

Pues no, porque yo tengo mucho trabajo en ciudades como Valencia, Valladolid, Salamanca, Madrid, Vitoria e incluso fuera de España, como en Suiza. En Andalucía nació, pero al igual que el flamenco, la copla ha traspasado fronteras y con creces. A diferencia de la sardana, por ejemplo, que no se escucha más allá de Cataluña.

Y hablando de Andalucía... El próximo 2 de diciembre se celebran las elecciones autonómicas. ¿Cómo ve el panorama político actual?

A mí ni me gusta la política ni soy la más entendida [risas]. Lo que sí voy a pedir a los políticos es que no tengan complejos de poner, tanto en fiestas como en jornadas culturales, coplas, verdiales o sevillanas. Porque es producto de nuestros orígenes.

¿Por qué los artistas musicales normalmente se encasillan en un solo género sin identificarse en ningún otro?

Ese no es mi caso. Porque yo, aunque empecé cantando copla, me he preparado mucho para hacer repertorios nuevos e intentar llevar algo que sorprenda al público. Es el caso de mi nuevo disco, donde no hay a penas copla tradicional, sustituyéndola por otros géneros como la balada, el tango o la salsa. Me encanta investigarme a mí misma y si veo que hay posibilidad de hacer algo bonito con categoría, lo presento. Ahora he escrito hasta un teatro que presento el 9 de diciembre en Torremolinos, en el que participan algunos de mis alumnos de la Escuela de Copla de la Federación de Peñas. Hay que estar en continua renovación.

El avance de su nuevo disco habla de preludio a un nuevo estilo. ¿Qué tiene preparado?

Diversos autores fantásticos han escrito canciones que, sin ser copla, han puesto su confianza en mí y en mi estilo para que les ponga voz. Me doy cuenta de que no estoy tan encasillada en la copla como creía. El disco es una sorpresa [risas]. Es un repaso de los 25 años de mi trayectoria musical con reflejos de los momentos más importantes en mi carrera. Tengo que agradecer a Pedro Gordillo por ser el productor musical, a Discos Zambra por editarlo y al Ayuntamiento por la oportunidad que me da de poder presentarlo en el Cervantes. Una presentación a la que vendrán artistas invitados como el cantautor Ginés González, el bailarín Diego Arias y más sorpresas que no puedo revelar.

Empezó desde muy temprana edad a dedicarse al cante. ¿Uno nace cantante o se hace?

Se tiene que nacer, pero si no te haces, no sirve para nada. Nadie sale siendo una artista completa sin formarte, menos Lola Flores [risas]. Mi madre escuchaba mucha copla y mi padre, tangos. Desde pequeña es lo que se me ha ido pegando. Yo era como Concha Velasco: «¡Mamá, quiero ser artista!».