Alguien dijo una vez que en la vida hay solo tres cosas seguras: los impuestos, la muerte y AC/DC. La mítica banda australiana se ha ganado a pulso ese lugar en el que solo habitan los creadores que no necesitan subirse a ninguna ola para seguir construyendo su propia historia. Es lo que pasa con los discos y directos de la formación creada por los hermanos Angus y Malcom Young en los primeros años setenta.

Gracias a unos riffs de guitarra capaces de alinear las vértebras de cualquiera, una base rítmica de naturaleza percutora y unas letras entre gamberras y obscenas, el estilo de AC/DC ha calado desde sus inicios en lo más profundo de la comunidad roquera. Generación tras generación, exponerse al volumen de las composiciones de la banda significa quedar hechizado sin remedio. Durante años se les acusó -aún hoy quedan algunos que no se han enterado de qué va esto- de ser un conjunto pétreo, reacio al cambio y la sofisticación, pero es precisamente ese inmovilismo a favor de la simplificación lo que les ha convertido en la banda de rock más reconocible del planeta.

La historia del grupo, desde su formación hasta su último álbum, Rock or bust (2014), ha sido magistralmente documentada por el periodista Paul Elliott en el magnífico volumen AC/DC For those about the rock, que ahora llega a las librerías españolas gracias a la editorial Blume. Un imprescindible relato, acompañado por más de 200 fotografías y numerosos testimonios, que irremediablemente se presenta partido en dos, puesto que el fallecimiento del cantante Bon Scott, que marcó la primera etapa de la formación -el primer vocalista del grupo fue Dave Evans, aunque sólo estuvo el primer año- también supuso un antes y un después en la trayectoria de la banda. Con Scott, AC/DC grabó sus primeros álbumes, High voltage (1975), Dirty deeds done dirt cheap (1976), Let there be rock (1977), Powerage (1978), y el arrollador Highway to hell (1979), disco con el que alcanzaron una repercusión mundial.

Bon Scott falleció un año después, en 1980, tras una sonada borrachera. No se sabe a ciencia cierta cómo el cantante acabó pasando la noche en el coche de Alistair Kinnear, donde fue encontrado sin vida al día siguiente. La tragedia dejó devastado al resto de componentes, que no solo habían perdido a su magnético frontman sino a un amigo de verdad. Como es lógico, AC/DC no veía la manera de continuar pese al gran éxito que finalmente habían alcanzado. En el sepelio del vocalista, el padre de éste apremió a los hermanos Young a seguir con el grupo, lo que les animó a fichar a Brian Johnson.

Las dudas sobre la eficacia del nuevo cantante se disiparon nada más aparecer Back in black, disco que sirvió de presentación de Johnson y que ostenta el segundo puesto de los álbumes más vendidos de todos los tiempos -sólo por detrás del Thriller de Michael Jackson- con más de 50 millones de copias despachadas. Desde entonces, los discos y los conciertos de AC/DC son recibidos con entusiasmo por su incondicional legión de seguidores, que aunque algo apesumbrados por el reciente fallecimiento de Malcom (el 18 de noviembre del pasado año), esperan con ansiedad un nuevo trabajo de los australianos. Como explica Paul Elliott en las últimas páginas de este libro repleto de anécdotas y revelaciones sobre la trayectoria de AC/DC, tras la muerte de su hermano, Angus debió tomar «la decisión más dura de su vida: dejar morir al grupo al que ha dedicado toda su vida o hacer lo que Malcom le había pedido que hiciera, que es lo mismo que el padre de Scott les pidió tantos años atrás». Como todos ya saben, a la historia de AC/DC aún le quedan cosas que contar.