En la última exposición sobre El Bosco, en el Museo del Prado, cuenta que se pasó «tres días» fascinada. «Es mi artista favorito, no me podían sacar de allí», confiesa Corazón Sánchez, de nombre artístico Kora, una pintora e ilustradora nacida en Cáceres, «aunque ya soy más de aquí porque llevo en Málaga desde 1992».

Apasionada de El Bosco, pero también de Dalí y de Magritte, no es extraño que sus obras tengan un tono surrealista y misterioso en el que abundan las manzanas, los árboles desnudos, las serpientes, los pájaros y los desnudos humanos. «Son símbolos. Mi obra tiene un punto surrealista, pero no porque yo me lo proponga sino porque cuando yo termino un dibujo tiene mi propia interpretación; lo que yo tengo en la cabeza», explica.

Hasta el 17 de diciembre toda la carga surrealista de Kora puede verse en la Sala Barbardillo de la Asociación Malagueña de Artistas Plásticos (Aplama), con el título de 39 lápices y un pincel, pues como explica la artista, «son 39 dibujos y un grupo de lienzos que considero una sola obra».

Se trata de su primera exposición centrada en el dibujo y como describe, el éxito ha sido casi inmediato. «El día de la inauguración estaba toda la sala llena, había incluso gente fuera y empezaron a pedir puntos rojos (la señal de que el cuadro está vendido). Queda una semana de exposición y creo que voy a venderlos todos», cuenta.

Dibujar para sus compañeras

La fascinación por dibujar le viene desde pequeña: «Siempre he ido a todas partes con un lápiz y un cuaderno, he hecho apuntes en la calle y hasta hacía trabajos a mis amigas, pero lo hacía de mil amores», ríe.

Psicóloga de carrera, su profesión sin embargo se ha centrado en la enseñanza de Historia del Arte a personas discapacitadas y con necesidades especiales, aunque también es profesora de francés en colegios.

Sin embargo, desde hace un tiempo está centrada en su arte como forma de vida y en especial en lo que más le interesa: el dibujo. «Es lo que más me gusta, así que este año dije que me lo iba a tomar con calma y a dedicarme a dibujar, que además es lo que más beneficios económicos me reporta, porque si tuviera que vivir de mis cuadros, me moría», ríe, al tiempo que explica que también ha ilustrado «un montón de libros» y que realiza dibujos por encargo.

Su formación como psicóloga, por cierto, ha marcado su obra porque como explica, «de la cantidad de cosas que se ven en Psicología, lo que realmente me gustaba era el psicoanálisis, aunque no esté de moda y no ejerza de psicoanalista. Lo que plasmas es el poso cultural de cada uno».

En cualquier caso, el aspecto simbólico de sus dibujos y su correspondiente explicación se las guarda y ante las preguntas del público, prefiere que sea este el que saque sus propias conclusiones. «Yo no explico porque aunque para mí tienen un significado, cada uno proyecto lo que lleva en su cabeza, así que lo que para ti puede ser un ángel, para otro puede ser un demonio».