Este sábado se representa en el Teatro Cervantes Jane Eyre: una autobiografía, una adaptación dirigida por la prestigiosa dramaturga Carme Porticeli de la novela de Charlotte Brontë. Producida por Teatre Lliure, se trata de una obra romántica en la que la lucha por la independencia y el instinto de superación es el impulso que guía a la protagonista, Jane Eyre, interpretada por la reconocida actriz catalana Ariadna Gil.

Tras un parón después del estreno de la obra hace año y medio en Barcelona se retomó en septiembre. ¿Qué significa seguir interpretando a la protagonista, a esta Jane Eyre pionera de tantas cosas?

Después de tanto tiempo ha sido un reencuentro en el que uno no sabe cómo va a estar, está con incertidumbre, pero por suerte el equipo es el mismo que la estrenó. Tras un par de semanas ensayando la versión en castellano [anteriormente solo se había representado en catalán] he visto que ha cambiado un poco la función en el aspecto de seguridad lo que nos ayuda a ir más lejos y a probar otras cosas. Respecto al personaje ya no tengo ese pánico o nervios del estreno a pesar de los grandes saltos y evolución del tiempo dentro de la obra, lo que requiere de una mayor responsabilidad.

Jane Eyre es una figura con gran personalidad. ¿Hasta que punto le puede llegar a cambiar un personaje que hayas interpretado?

Jane Eyre es un personaje muy sorprendente con una forma de pensar y actuar muy particular y en muchos momentos admirable. No sé si te puede llegar a cambiar la vida pero es una figura que te enseña y te transforma la manera de pensar. Me baso en Jane Eyre, en su honestidad hacia sus propios principios y cómo en los momentos más desesperados toma la decisión que ella cree que debe tomar según su forma de ver el mundo, algo que no suele ocurrir. Es un reflejo de su autora, Charlotte Brontë, con la que tiene mucho que ver en su forma de ser y vivir en aquella época.

Además, Charlotte Brontë dejó un legado a favor del feminismo. ¿Qué herencia dejó?

La escritora fue huérfana de madre y junto a sus hermanas creció en un ambiente humilde y diferente, aislada de otros niños, con un gran acceso a periódicos por que tuvo una gran libertad intelectual a la hora de escribir, su verdadero oficio, que tuvo que ejercer bajo el anonimato para que no le juzgaran como literatura femenina y tratasen sus obras como la del resto de escritores varones. Ha sido pionera en las reivindicaciones de la mujer y lo ha plasmado a través de la protagonista de su obra.

El amor tiene especial relevancia en la obra como un acto de libertad. ¿Ha cambiado con el paso del tiempo?

Yo no tengo esa visión general del mundo y de la historia [risas]. Es algo personal y cada uno lo vive según su circunstancia. En la obra, Jane Eyre deja el amor de su vida lanzándose al vacío y rechaza a otro hombre a pesar de la situación humilde y sin respaldo en la que se encuentra.

La obra también representa la lucha entre clases sociales, ricos y pobres. ¿Aún persiste este problema? Supuestamente se ha evolucionado...

Solo hay que mirar nuestro alrededor y ver que en el mundo existe una injusticia tan grande. Con leer los datos de personas que mueren de hambre y cómo se reparten las grandes fortunas entre muy pocos te das cuenta de que no hemos evolucionado tanto.

¿Cómo ve el panorama político actual en España?

Complicado, al igual que en Europa. Con movimientos cambiantes y bastante inquietantes.

¿Se está perdiendo la libertad individual que luchó Jane Eyre?

Es algo que no permanece, creo que se debe luchar por esta cada día.

Catalana e hija del miembro de la CUP, August Gil Matamala. ¿Qué opina del odio generado en la sociedad en el conflicto catalán?

Creo que este sentimiento es lo peor que puede pasar: crea desconocimiento, desconfianza e incomprensión. La división ha propiciado algo irracional por todos lados, impidiendo el diálogo, el avance y la resolución de los problemas. Pero la gente tiene ganas de hablar y entenderse.