El artista asturiano Dionisio González reflexiona sobre la transformación de la ciudad en la exposición Parresia y lugar, que se inauguró ayer en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga y que recoge casi un centenar de trabajos de los últimos diez años.

«La ciudad tiene un enorme condicionante de transformaciones y es imposible resumir la conversión de la antigua ciudad en la ciudad digital, porque la ciudad como la conocieron Aristóteles o Platón ha muerto», afirmó González en la presentación de la exposición.

El autor considera que, «cuando un término sirve para significarlo todo, termina no significando nada», y eso ocurre con el término ciudad «si sirve para representar una población de 10.000 habitantes en el Medio Oeste cuya única autoridad moral o cívica es el sheriff y también para una ciudad como Tokio, con cuarenta millones de habitantes y 250.000 personas en su gobierno». El denominador común de estas obras de González, en muchos casos fotografías tomadas in situ y luego modificadas de forma digital, son las «arquitecturas efímeras y expuestas a la demolición».

Ese riesgo de demolición se debe «bien a los desahucios, como los asentamientos irregulares de Sao Paulo, o bien a la naturaleza, como en Dauphin Island, que está expuesta a tornados permanentemente y donde hay una especie de arquitectura de la resignación, que los propios habitantes de la zona expresan como levantarse ante la adversidad».

Mientras, la arquitectura de Vietnam que fotografía representa «cómo cuando dos sociedades asimétricas se encuentran, la entre comillas sociedad superior termina homogeneizando los parajes que en cierto modo visita», y «están expuestas al declive por pura sobreexposición a la mirada, por pura presencia del turismo», señaló.