Academia Orquestal

Solistas: Carmen Jurado, clave; Adrián Gallego e Irene Hernanz, violines; Julia Misas, cello; Mario Navas, violín y Manuel Moreno, viola. Programa: 'Suite Abdelazer', de H. Purcell; 'Concerto Grosso' op. 6 nº 8, de A. Corelli y 'Sinfonía Concertante' KV.364 para violín y viola, de W. A. Mozart. Lugar: Sala María Cristina

El último programa en los atriles de la Academia Orquestal de Málaga tuvo a la Sala María Cristina como auditorio privilegiado para el concierto de Navidad de esta formación que en lo educativo, pero también en lo musicológico se ha convertido en referencia obligada. Prueba de ello sería el abundante público que llenó la Sala. En concierto tres perspectivas para un viaje en el tiempo que arrancaba en el despegue de la música instrumental de la mano de Henry Purcell para continuar con Arcangelo Corelli a comienzos del siglo dieciocho y finalmente, arribar al corazón de Viena con el genio de W. A. Mozart. Trío de autores que planteaban y siguen planteando un horizonte sobre la idea de diálogo entre los solistas y el resto de la agrupación sobre ideas armónicas, melódicas, rítmicas y concertadas. La esencia misma de la música de occidente. Probablemente sin estas líneas la historia de este arte hubiera discurrido por un destino bien distinto.

La música incidental de "Abdelazer" del inglés H. Purcell abriría el recital del conjunto desplegando una lectura serena subrayando, en momentos, sus aires danzantes frente a tiempos pausados en una intencionada interpretación. Destacar la obertura a la francesa que prologa la suite, el conocido Rondeau, robusto en las cuerdas de la formación, o el tono denso que distinguiría el air de cierre.

Antonio Vivaldi configuró el armazón orgánico del concierto grosso partiendo de los diálogos entre solista y orquesta. Pero esta figura no hubiera sido posible sin la decisiva aportación del boloñés Arcangelo Corelli. El Opus 6 del maestro fue publicado póstumamente y se viene afirmando por la musicología que la imprenta recoge trabajos ya ensayados y pulidos por el compositor. Los violines de Adrian Gallego e Irene Hernanz junto al cello de Julia Misas protagonizaron la lectura del conocido número 8 Para la noche de Navidad. La batuta de María del Mar Muñoz incidiría especialmente en esa esa necesidad de diálogo entre solistas y tutti para construir el discurso dinámico necesario. Clave apeteció el cello de Julia Misas sazonando los distintos capítulos del concierto sin olvidar el clave de Carmen Jurado.

¿Cuantos mundos pudo encerrar Mozart en su obra? Tantos como puntos de fugas se adivinan en su KV364 o Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta. Los maestros Manuel Moreno y Mario Navas proporcionaron el suficiente aliento a esta página más concertante que sinfónica. La pieza más convincente de todo el programa. El andante de la sinfonía se constituyó como el diamante del concierto y más teniendo en cuenta el abrigo del conjunto para el aria que desgranaron Navas y Moreno aunque en el tiempo anterior dibujaron con ataque certero la cadencia previa al cierre del capítulo. El presto conclusivo participó del aliento necesario descrito por Alfred Einstein que fija su alegría en el juego entre lo inesperado para reconducirse a lo esperado.

Haydn y Mozart quedan para cita del conjunto a mediados de marzo próximo que contará con el cello solista de César Jiménez en la Sala María Cristina.