«Cuando dibujo, pienso en el niño que está en mi, no pienso en nadie, ni en otra cosa», declaraba Georges Remi o Hergé, el seudónimo con el que será conocido, a propósito de la realización de Tintín. El joven reportero y su perro Milú saltaban al mapa gráfico hace noventa años. El suplemento infantil Le Petit Vingtième del diario belga Le Siècle XX publicaba las primeras aventuras de un personaje, Les Aventures de Tintin, reporter du Petit Vingtième au pays des Soviets, destinado a convertirse en uno de los protagonistas del siglo XX. Más de 250 millones de álbumes vendidos, traducido a más de 100 lenguas y una extensa bibliografía -cerca de 600 libros- dedicada a analizar el «Planeta Tintín» forman parte del balance. Desde esa primera aparición en blanco y negro el 10 de enero de 1929, el héroe del tupé y pantalones bombacho no ha dejado de recorrer el mundo ya sea a pie, en coche, sobre una moto, en barco y submarino, en avión, cada uno de los grandes continentes y sus respectivos mares y océanos. Salvo la Antártida, a lo largo de casi cincuenta años, el detective belga ha viajado, de punta a punta, por todo el planeta y parte del espacio.

En el imaginario colectivo Tintín permanece como ese héroe de leyenda de la infancia, que ha ido seduciendo a sucesivas generaciones de lectores de todo el mundo, siempre dispuesto a esclarecer los misterios o enigmas del mundo acompañado de su alter-ego, el inseparable Milú. Como indica el subtítulo de Le Journal de Tintin aparecido en 1946, «el periódico de los jóvenes de 7 a 77 años», el personaje no ha dejado de fascinar a niños y adultos desde su creación. Para su primera aparición en 1929 el personaje ya define sus principales rasgos aunque posteriormente sufrirá algunas transformaciones físicas. Sobre el suplemento infantil se proyecta este joven sin edad, a medio camino entre la infancia y la adolescencia. Las primeras aventuras del reportero del tupé en tierras soviéticas no esconden su ideario anticomunista, una orientación ideológica que Hergé enmarcará en la atmósfera de la época. No será esta la única crítica que el dibujante reciba en vida, su «colaboracionismo » durante la ocupación alemana de Bélgica en la Segunda Guerra Mundial, reaparecerá periódicamente como una sombra de sospecha en su currículo. Mucho más virulentas serán las críticas sobre el contenido racista de algunos de sus álbumes como Tintín en el Congo que obligará a la justicia belga a pronunciarse en el año 2012, desestimando la demanda de un ciudadano que pedía su prohibición por su «carácter racista».

El propio Hergé reconocerá su «carácter paternalista» a la hora de reflejar la población africana en el álbum editado en la década de los años treinta. «Yo estaba imbuido de los prejuicios del ambiente burgués en el que vivía». En 1976 se publica el último álbum, Tintín y los Pícaros, otro álbum previsto, Tintín y el Arte-Alfa, quedará inacabado siendo editado después del fallecimiento de Hergé. Para entonces ya se había convertido en la figura más célebre del mundo exportada desde la francofonía, una fama reconocida hasta por el mismo General De Gaulle que le había declarado como «su único posible rival a nivel internacional ». Su creador Georges Remi desaparecía en 1983, ordenando que no se realizara ningún álbum ni continuación del personaje. En todos estos años Tintín sigue igual de impecable en el interior de sus limpias y luminosas viñetas, sin una sola arruga, como el resto de sus compañeros, Milú, la Castafiore, la pareja Hernández y Fernández o el Capitán Haddock, que a pesar de las sucesivas ingestas de alcohol, sigue manteniendo una optima salud. Adaptaciones cinematográficas, televisivas, exposiciones, ventas millonarias en subastas, una excelente comercialización por parte de la sociedad Editions Moulinsart y millones de seguidores en todo el mundo, adeptos a la ciencia de la «Tintinlogía», dispuestos a seguir buscando en el museo imaginario de Tintín ese país ficticio, Syldavia, Borduria, o viajar al otro lado del mundo, enriqueciéndose como su héroe, con las diferentes culturas que va descubriendo.

Con ocasión del aniversario, el medio siglo de la llegada del hombre a la luna que se cumple en este año 2019, la figura de Tintín ha vuelto a un primer plano de la actualidad. El reportero realizaba en el año 1950 su primer viaje al planeta en el álbum Objetivo: la luna, para tomar tierra, solo dos años después, en compañía de Milú, el Capitán Haddock y otros personajes, en suelo lunar en Aterrizaje en la luna. El héroe del cómic se avanzaba casi veinte años al astronauta Neil Armstrong y su histórico viaje en el verano de 1969. Como reconocimiento a su visión anticipadora, el Museo CosmoCaixa de Barcelona presenta la exposición Tintín y la luna. Cincuenta años de la primera expedición tripulada, que recorre ese largo sueño de la humanidad con alcanzar la superficie de la luna. Aunque su creador Hergé no deseó la continuidad de su personaje ni verlo pisar Marte u otro planeta, su aterrizaje en la luna sigue haciendo soñar más de sesenta años después a las nuevas generaciones. Mientras tanto, los incondicionales del joven reportero y su compañero fox-terrier siguen sin resignarse a verlo en un futuro, próximo o regreso, regresando a esos pequeños cuadros dibujados con todo tipo de detalles, dispuesto de nuevo a poner un poco de justicia y orden bajo ese espíritu de eterno boy-scout en alguna parte del planeta.