Título: 'Tebas Land'

Compañía: Salvador Collado Euroscena - Teatro Pavón Kamikaze

Autor: Sergio Blanco

Dirección: Natalia Menéndez

Intervienen: Pablo Gómez-Pando, Víctor Sevilla

Lugar: Teatro Cervantes

'Tebas Land', de Sergio Blanco y dirigida por Natalia Menéndez, ha estado en el Cervantes dentro del Festival de Teatro de Málaga. El respaldo para aquellos que siguen con interés el desarrollo del teatro español eran la dirección de la señora Menéndez y la producción de Teatro Pavón Kamikaze. Ambos juntos son un atractivo más que interesante. Lo cierto es que no defrauda. Más bien se supera. Durante el Festival, y como en una carrera se pueden llegar a ver muchos tipos de espectáculos teatrales, verlos con interés, apreciarlos y disfrutarlos. Pero hay espectáculos que logran más. Que consiguen satisfacerte plenamente.

En este caso, la historia es compleja. En principio se trata sólo de las entrevistas que hace un autor dramático a un presidiario que cumple condena por parricida, para elaborar una obra sobre el tema. Pero esa simplicidad da paso a visiones muy diferentes sobre las relaciones entre ambos. Te hacen dudar de ciertas verdades y te colocan ante conflictos morales asumidos.

El texto es un gran logro dramático. Tiene algo de conversación cotidiana, pero va profundizando en el alma de los personajes hasta sacar a flor sus intimidades y controversias. Algo que ocurriría en una conversación sencilla, en unas frases y modos de hablar frecuentes, se convierten en búsqueda de una lógica y una moral a las que se pone en cuestión continuamente.

Los personajes están magníficamente diseñados. Y también están logrados con detalle por sus intérpretes, de los que queda un trabajo admirable. Mantener esos dos ritmos tan distintos entre los intérpretes y no dejarse llevar por el otro ya es de por sí difícil. Dos, o tres si tenemos en cuenta el doblete al que se somete a Pablo Gómez-Pando, y que demuestra con mínimos detalles una gran versatilidad y credibilidad al recrear dos universos completamente diferentes. Es fantástico verlo convertirse en uno u otro en un momento sin apenas caracterización. Lo que se dice desde las tripas. No queda atrás Víctor Sevilla, que logra crear esa distancia atragantada entre los sentimientos que se disparan y la labor profesional de su personaje.

Pero, ay, aquí lo que tenemos por encima es una gran dirección, sobre todo de actores. Una dirección la de Natalia Menéndez que ha sabido hacer un espectáculo con mucho sabor a teatro. Los climas, las transiciones, el ritmo, están trabajados para complementar un texto difícil pero hermoso, y dejar espacio para que el espectador disfrute de las interpretaciones y, por ende, se emocione.