¿De qué va Adiós Arturo? «De lo mismo de siempre». «Lo cierto, es que nos repetimos como loros», apunta, con sorna, la compañía. Jordi Milán, su fundador y director lo aclara: «Todos nuestros espectáculos son muy distintos, pero todos hablan de lo mismo. Te das cuenta después de haber hecho diez o doce obras: todas hablan de teatro; del teatro que hacemos en nuestra vida cotidiana, del teatro que hacemos con la familia, los amigos, en el trabajo...». La Cubana, que aterriza entre el 7 y el 10 de febrero en el Teatro Cervanes, se ríe (a carcajadas) de esas construcciones sociales, de esos papeles que asumimos a pies juntillas para cumplir debidamente con nuestro rol en determinadas situaciones, incluso con un guion prefijado y seguido línea por línea «desde los tiempos de Maricastaña». «Yo alucino mucho cuando veo que para expresar nuestros sentimientos lo hacemos con frases hechas: Te acompaño en el sentimiento, Mi más sentido pésame... Son expresiones creadas de antemano, ¡no tienen nada que ver con el sentimiento que tienes en ese momento!», señala Milán. Y es que, tras Campanas de boda (2012), La Cubana aborda esta vez el mundo de los entierros, lutos y funerales; pero, ojo, sin dramatismos. «En Adiós Arturo hablamos de lo que es la parafernalia que nos montamos para despedirnos de este mundo, pero alejándonos de la cosa triste», advierte el director, remarcando y subrayando esta idea en varias ocasiones. «Antes de ponernos manos a la obra, quisimos encontrar una fórmula que distanciara al espectador de cualquier recuerdo personal relacionado con el tema. Y creemos que hemos encontrado esa fórmula», señala.

Para ello, La Cubana ha elegido a Arturo Cirera Mompou, un polifacético artista, muy famoso internacionalmente, que «después de haber asistido a gran cantidad de entierros, funerales y homenajes póstumos, llegó a la conclusión de que no quería para él lo que veía que les hacían a los otros. Si en vida no le gustaban los halagos, aún menos le iban a gustar que se los hicieran una vez muerto», explica La Cubana en el dossier de prensa. «Es un hombre que ha visto mucho mundo, que ha vivido muy al día y que quiere, en lugar de un funeral, una fiesta de despedida con sus amigos en el teatro y en la ciudad donde nació. Y, por supuesto, habrá mucha música, mucho color, mucha participación del público..., vamos, los elementos característicos de la compañía», asegura Milán, que además de director es autor de Adiós Arturo. El caso es que Arturo, protagonista de la obra y del sepelio nació hace 101 años, por lo que el público asistirá como invitado de excepción, y junto a un elenco actoral de primer nivel a una ceremonia que, en realidad, es «un canto a la vida; una invitación a aprovechar el minuto, el instante en el que vivimos. Da igual que vivas 20, 70 ó 101 años; la vida no es un derecho, es un privilegio, y vivas lo que vivas hay que celebrarlo», señala Jordi Milán.

Como en cada lugar que visita la gira, La Cubana ha adaptado su obra a Málaga, a sus historias y sus peculiaridades. «Nos inspiramos en la gente, en esas conversaciones que escuchamos en el metro, en el autobús o que le oímos a la vecina por el patio de luces», añade el creador de Adiós Arturo. Y lo hace porque, como se ha apuntado en las primeras líneas, «la vida es teatro». «Por eso, cuando alguien me pregunta si el teatro está en crisis... ¡Que va a estar en crisis! Mientras exista el ser humano existirá el teatro. A lo mejor no iremos a verlo a los teatros, pero lo veremos en nuestras casas, en la universidad, en el trabajo...», concluye Milán. Que, por cierto, también cuenta con un actor un tanto especial en el elenco: Ernesto, el mejor amigo de Arturo. Tiene pico y plumas. ¿O acaso os pensaban que lo de repetirse como loros era una simple metáfora?