Pocos podían imaginar cuando le vieron debutar en la serie 'Compañeros', en el año 2001, que aquel chaval de 22 años iba a convertirse en uno de los mejores actores de su generación y también en un prometedor director, que ya ha demostrado tener una mirada robusta y con impronta. El Festival de Málaga.Cine En Español le concederá a Raúl Arévalo su Premio Málaga Talent-La Opinión de Málaga de este año, el reconocimiento con que cada temporada destaca a un creador de nuestra comunidad audiovisual ya con una trayectoria aquilatada pero con lo mejor de su carrera por delante.

El de Móstoles siempre ha estado muy unido a Málaga: fue uno de los jóvenes seleccionados personalmente por Antonio Banderas para su segunda película como realizador, 'El camino de los ingleses', rodada íntegramente en nuestra tierra; además, otro de sus siguientes papeles, el inolvidable Israel de 'AzulOscuroCasiNegro', el debut como director de Daniel Sánchez Arévalo, lo estrenó en el certamen que ahora le homenajea. Desde entonces es uno de los visitantes asiduos de la cita con el audiovisual en español: sin ir más lejos, el año pasado compitió con la cinta de animación 'Memorias de un hombre en pijama', a cuyo personaje principal puso voz.

No sólo Málaga ha sido decisiva en la vida del actor y director; también un malagueño ha ejercido y sigue ejerciendo un papel activo: Antonio de la Torre, al que Arévalo define como su "hermano". Ambos han trabajado a las órdenes de Daniel Sánchez Arévalo en varias películas, y el flamante ganador del Goya al Mejor Actor Principal fue la elección lógica del madrileño para encarnar al protagonista de su debut como cineasta, la aclamada 'Tarde para la ira'. Y están a punto de volver a colaborar en una comedia, 'El plan', el primer filme de Polo Menárguez.

El Premio Málaga Talent-La Opinión de Málaga le llega al actor madrileño en un momento de calma tras la tormenta. Aseguró en una reciente entrevista con 'El País' que "gestionó muy mal" su éxito en los Goya con 'Tarde para la ira' (cuatro estatuillas): "Quise abarcarlo todo, y lo pasé fatal. No es que tuviera estresado, es que vivía en el estrés. Descuidaba a mis amigos, a mi familia, a mí mismo. No me dio un jamacuco de milagro. He cambiado de prioridades. Ahora estoy tranquilo y feliz en lo profesional. He cumplido mi ambición y estoy intentando dedicar más tiempo a lo personal. A los míos y a mi mismo".

Mientras disfruta de esta nueva etapa, Raúl Arévalo sigue afrontando retos interpretativos y también en la dirección: prepara "tranquilamente y sin presiones" su segunda cinta detrás de la cámara.