La nueva consejera de Cultura, Patricia del Pozo, del PP, aseguró ayer en su primera intervención ante la comisión parlamentaria de Cultura y Patrimonio Histórico que va a «despolitizar de una vez por todas la Consejería, y ponerla al servicio de los ciudadanos». También avanzó que será «exigente» al frente de este departamento para acabar con las «rutinas e inercias asumidas como inevitables desde hace muchos años», y puso «ejemplos clamorosos» que precisan una respuesta «rápida y eficaz»: «La inexplicable marginación de la Alcazaba de Almería, el retraso de décadas de la remodelación del Museo Arqueológico de Sevilla, las carencias en artes escénicas de provincias como Granada y Málaga, la escasez de infraestructuras culturales en Cádiz y Huelva o el Museo de Jaén, que mantiene el mismo discurso expositivo desde 1971».

Igualmente Del Pozo lamentó el «progresivo alejamiento» del sector cultural de la administración regional que a su juicio se ha producido los últimos años porque la Cultura representa el 5 % del PIB andaluz y el 16 % de las empresas andaluzas. Entre las medidas que llevará adelante su Consejería mencionó un anteproyecto de Ley del Mecenazgo, la creación de un distintivo en el ámbito privado que reconozca la promoción cultural y la modificación de la Ley de Patrimonio Histórico para hacer su conservación «compatible con el día a día de los andaluces» y con las actividades en los entornos protegidos.

En consonancia con la iniciativa aprobada por el Parlamento andaluz hace cuatro meses, pondrá en marcha una Ley del Flamenco para su protección y difusión que «por fin» reconocerá y definirá las peñas flamencas, de las que ha asegurado que las 400 que existen en la región recibieron una ayuda por valor de 65.000 euros por parte de la Junta el año pasado (una media de 162,50 euros). Entre otras medidas anunció la creación de una tarjeta «turístico-cultural» como elemento de cohesión regional y el traslado del Archivo General de Andalucía al antiguo Pabellón del Futuro de Sevilla.