G. Verdi'Aida'Dirección musical:

Arturo Díez Boscovich. Dirección de escena: Ignacio García y Aurora Cano. Intervienen: Maribel Ortega, Alejandro Roy, Mali Corbacho, Luis Cansino, Felipe Bou, Christian Díaz, María Lourdes Benítez, Antonio Bermúdez. Lugar: 1 de marzo, Teatro Cervantes

El segundo de los títulos verdianos de la treinta Temporada Lírica de Teatro Cervantes llegaba este fin de semana de la mano de uno de sus éxitos de madurez: Aida. Ni la desafortunada puesta en escena de Telón Producciones o la dudosa dirección escénica de Ignacio García y Aurora Cano serían capaces de sustraer un nuevo duelo musical entre dos de las grandes damas de la lírica nacional, la soprano jerezana Maribel Ortega y la excepcional mezzo Mali Corbacho. Ambas construyeron Aida, ambas fueron capaces de amar, odiar o morir con convicción y entrega. No era la primera vez que Ortega y Corbacho coincidían en la escena malagueña, en el dieciséis participaron juntas en Nabucco dando a entender que esta Aida en el Cervantes no es improvisada, al menos en lo vocal que ya es mucho.

Dentro de la estrategia de reposicionamiento iniciada por el coliseo malagueño apetece inevitable recurrir a las dos cantantes si verdaderamente había intención de ilusionar en esta producción. Apuesta por tanto a ganador con la certeza del éxito en el Villamarta varios años antes. Girando la escena y desde el foso el maestro Arturo Díez Boscovich fue otro de los pilares claves de la producción. Al frente de la Filarmónica de Málaga Boscovich dobló el conjunto hasta centrarlo en su batuta con la que pudo construir el discurso dramático que otorga el músico de Buseto a la orquesta sin estridencias y llena de contrastes dinámicos. El director malagueño estuvo iluminado a pesar de las ridiculeces y caprichos de los escenógrafos erigiendo la arquitectura escénica suficiente para olvidar la pobreza de recursos desplegados sobre las tablas del teatro y caracterizar con densidad tanto al elenco solista como la masa coral. El tenor Alejandro Roy desde su «Se quel guerrero io fossi» apuntaba la intención del gijonés de defender en lo actoral y lo canoro los numerosos obstáculos vocales que atesora el rol de Radamés. Voz proyectada y bien articulada, brillante en los agudos con colocación y fraseo sobrado en el plano medio. Por su parte, Luis Cansino volvería a firmar una actuación convincente y especialmente creíble protagonizando uno de los grandes momentos de esta premier en el dueto «Rivedrai le foreste». Los bajos Bou y Díaz junto a la malagueña Lourdes Benítez cerraban el elenco protagonista. Salvador Vázquez como director del Coro de Ópera hiló el conjunto a la altura dramática que le otorga Verdi. Algo que quedó sobradamente demostrado en el final del primer acto o en la escena y marcha triunfal «Gloria all’Egiptto» hasta llegar a la escena final protagonizada por el triángulo amoroso de Aida. Vázquez y Boscovich darían empaque y empaste a los siempre complicados coros internos así como los matizados momentos corales más delicados.

Finalmente señalar que la puesta en escena de García y Cano apetece interesante en lo teórico con esa dualidad entre estados enemigos -egipcios y etíopes- y el muro que se levanta entre amantes -Aida, Amneris y Radamés- aunque en las tablas apetecía torpe y descuidado sin movimientos de la masa coral o de los propios figurantes sólo paliado por el cuerpo de ballet. Ni vestuario, ni caracterización estuvieron a la altura de la puesta en escena. Pese a todo será muy difícil disociar la Aida de Ortega y la Amneris de Corbacho defendida en el Cervantes.