El documental Regresa el Cepa, que se presentó ayer en el Festival de Málaga, recoge el proceso de grabación y emisión de El crimen de Cuenca, primer filme tras la dictadura cuyo estreno fue frenado varios años y que fue «un motor de cambio» para la democracia, según su autor.

El director de este documental, Víctor Matellano, explicó que este trabajo va «de ciclos» que experimentó el filme y que eran coincidentes ya que «el crimen ocurrió en 1910 y la cinta se grabó al concluir la dictadura, momentos tensos en los que había torturas» por lo que se reclamaba la justicia social. Matellano destacó que este documental es «necesario e importante» ya que ha considerado que «la memoria es fundamental» para reclamar la justicia que, aunque llegue al final como sucede con El crimen de Cuenca dos años después, siempre es fundamental para «no olvidar» lo que sucedió.

«Un hecho artístico puede cambiar y afectar al momento y al sistema sociopolítico de un país», destacó Matellano, que ha reconocido que El crimen de Cuenca supuso todo un hito para la creación cultural en la recién iniciada democracia española. El documental que narra las vicisitudes de esta cinta, Regresa el Cepa, será estrenado en cines el próximo 24 de mayo para «revivir lo que Pilar Miró padeció por España y por la verdad», así como las consecuencias posteriores de dicho estreno en la sociedad.

Su responsable aseguró que además, la figura de Pilar Miró, que fue directora de la cinta, era «el blanco perfecto para realizar el escarnio» ya que además «era una mujer y de carácter progresista». Por su parte, el actor que interpretó al Cepa en El crimen de Cuenca, Guillermo Montesinos, ha asegurado que entonces la represión que sufrió la cinta durante casi dos años le provocó «mucha frustración» ya que era necesario contar «la injusticia de la película» tanto la que sucedió en el crimen como la que sufrieron los creadores de la cinta.

Montesinos aseguró que la proyección de esta cinta en 1981, tras ser paralizado su estreno en 1979 por el Ministerio de Cultura e Interior y después de ser procesada su directora Pilar Miró, supuso «un subidón y un impulso tremendo» a su carrera profesional, por lo que la cinta tiene un especial interés para él.

El actor volvió para la realización del documental a los lugares en los que se rodó la película, una experiencia que describió como «muy emocionante» ya que este supuesto crimen «enfrentó a familias, una tensión que aún hoy está presente».

El periodista e hijo de Pilar Miró, Gonzalo Miró, señaló que las actuaciones en contra del estreno de la película y el procesamiento de su madre fue crucial «para los fascistas, que querían seguir mandando en lo que veía y hacía la gente a pesar de haber muerto Franco», por lo que «aprovecharon para pararle los pies a una mujer de izquierdas». «Aunque fue un poco tarde, su estreno hizo que el país avanzara», aseguró Miró, que reconoció que solo en España «no se reconocen» los errores y la historia política para «no mover las aguas».