Sidecars comenzó su andadura musical en 2008, cuando debutaron con su disco homónimo. Desde entonces se han convertido en la banda madrileña pop-rock por excelencia, aunque en la estela de ese pop español de recorrido fluido y costuras invisibles pero firmes. En esta gira, la banda madrileña compuesta por el solista y guitarrista Juancho; Gerbas, al bajo, y Ruly a la batería, le da «una nueva vuelta de tuerca» a las canciones de este disco (que retrata los distintos momentos emocionales de una ruptura: la tristeza, junto al lirismo decaído consustancial a ella, se viste de luz y belleza), con un repertorio y una puesta en escena modeladas para la ocasión.

Juancho y los suyos viven uno de sus mejores momentos. ¿Cuál ha sido la clave de su éxito? «Pa constancia. Hemos trabajado duro durante muchos años visitando ciudades una y otra vez aunque no saliesen las cuentas y aunque a veces fuésemos más gente arriba que abajo del escenario», nos cuenta el hermano de Leiva, ex de Pereza.

Traen su último disco, Cuestión de gravedad. ¿Están ya preparando el siguiente?

Realmente ya estamos con un pie en el próximo disco. Yo llevo ya tiempo escribiendo mucho y ahora estamos haciendo una gira de teatros de despedida del disco.

El álbum surgió de un desamor pero, ¿ha sido el que más alegrías le ha dado?

Nos ha llevado a vivir el año más bonito de nuestra vida y a conseguir cosas que nunca nos atrevimos a soñar. Hemos llenado todos los sitios a los que hemos ido y era para nosotros un reto, cada vez hemos ido a sitios más grandes.

Dice que cuando está triste o preocupado es cuando más le sale escribir y me comenta que ya está escribiendo temas para el próximo disco. ¿Qué tal está de ánimos?

[Risas] Me encuentro bastante bien ahora mismo. Yo escribo siempre, mientras grabábamos este disco ya escribí una canción. Desde que lo grabamos he pasado por muchas etapas, otra vez. Ha sido un año y medio escribiendo y esta vez no parece, de momento, que vaya a ser algo tan conceptual como este disco, digamos de una sola historia, probablemente sea un disco normal, al uso, con diferentes historias... pero quién sabe.

Han pasado ya once años desde que publicaron su primer disco, Sidecars (2008), ¿cómo ha evolucionado aquel grupo de amigos?

Somos compañeros de viaje desde hace quince años, ya que antes del primer disco llevábamos cuatro años juntos tocando por los bares. Somos muy afortunados, compartimos los nervios, las alegrías y las tristezas. No hay mucha gente con esa suerte y lo valoramos mucho. Gerbas, Ruly y yo no hemos tenido jamás ningún problema serio. Tenemos una relación un poco idílica. Somos amigos de verdad, de los que se van de vacaciones juntos.

¿Resulta difícil vencer la tentación de comportarse como divos?

Eso a nosotros nos resulta totalmente antinatural. Al ser tres hace que nunca ninguno se desmarque y hemos pasado tantos años sin que nos conozca nadie, perdiendo dinero y girando, que ahora valoramos mucho que nos vaya bien. También yo lo he vivido de cerca, con gente como mi hermano, que lo vive con naturalidad.

A su hermano, Leiva, le dedica la única canción del disco que no habla de desamor sino de amor fraternal, Amasijo de huesos. ¿Qué le ha enseñado además de a ser humilde?

Muchísimas cosas, no sabría qué decir. Es mi hermano mayor, vivimos juntos desde hace un montón de años y musicalmente me ha dado muchísimo. Fue el productor de los primeros discos de Sidecars y nos enseñó a dar los primeros pasos en este mundo. Ha sido mi referencia siempre.

¿Cuál es el consejo más importante que le ha dado?

Supongo que no tener prisa. Nos decía que si se hacían bien las cosas, si escribíamos canciones bonitas y de verdad, sin pensar en las radios, que algún día las cosas caerían por su propio peso. Y la verdad es que tenía razón, supongo.