OtelloSolistas

: Jorge de León, Rocío Ignacio, Carlos Álvarez, Luis Pacetti, Marifé Nogales, Francisco Tójar, Manuel de Diego e Isaac Galán.

Dirección musical: Marco Guidarini.

Dirección de escena: Alfonso Romero.

Lugar: Teatro Cervantes

Doce años han transcurrido hasta poder ver y escuchar la voz en escena del malagueño Carlos Álvarez sobre las cuadernas del Teatro Cervantes. Doce largos años de ausencia que convergen en la triple coincidencia de la treintena en la carrera del barítono, de la propia Temporada Lírica del Teatro Cervantes y, casualidades de las candilejas, debut del tenor Jorge de León como Otello, general de la armada veneciana. Termina la temporada más verdiana con la grata sensación de objetivos cumplidos tanto en la apuesta del coliseo por recuperar el espacio perdido dentro del panorama nacional y con los aficionados malagueños, que han respondido de forma masiva en cuanto se les ha propuesto algo con sentido y calidad tanto en lo vocal como en lo escénico, si bien el resultado queda retratado con producciones visitadas anteriormente como en el caso de 'La Traviata', demasiado justas como sucedería en 'Aida' y más sólidas como la propuesta por el Teatro Principal de Palma.

Alfonso Romeo, responsable de la dirección escénica, despliega en este 'Otello' verdiano agilidad y movimiento. Intenta contrarrestar el volumen que ocupa el gran navío que preside toda la escena y que sirve de soporte para el desarrollo dramático de la ópera. Si en la 'Aida' pasada las proyecciones suplían las notables carencias de la dirección escénica con el Moro de Venecia se descubren notables equilibrios entre escenografía, vestuario e iluminación sumando de esta forma ambientación y credibilidad.

La Filarmónica de Málaga ha vuelto a ser protagonista absoluto del foso del Cervantes comandada para la ocasión por la batuta de Marco Guidarini. El director italiano ha dibujado una línea orquestal discreta en exceso, de pocos acentos o contrastes volcando la atención sobre el elenco vocal. Momentos más lúcidos, menos apocados y cercanos a la idea musical proyectada por Giuseppe Verdi florecerían entre coro y orquesta y no tanto con el elenco solista a los que Guidarini se limitó a acompañar si descontamos el brillante concertante del acto segundo.

Nada tiene que ver la actuación del Coro de Ópera en el abono de hace un par de semanas con el trabajo presentado por el conjunto que dirige el maestro Salvador Vázquez. Mayor empaste y equilibrio entre cuerdas, una emisión no sólo creíble sino también colocada y generosa en timbre resumen el papel del conjunto coral. Con todo, el trabajo realizado durante la temporada más que notable ha sido sobresaliente y precisa que sea afianzado.

Como la tempestad que inundó el teatro el trío formado por Jorge de León, Rocío Ignacio y Carlos Álvarez deambularía a lo largo de los cuatro actos del drama verdiano con convicción y no menos dotes interpretativa y canora. De Leónfue quizás el más frágil del trío. De las dudas del primer acto firmaría un segundo más correcto en lo vocal que fue en ascenso hasta la conclusión con mayor seguridad en el apoyo, fraseo y atemperando el engole que dominó el acto primero. En lo actoral de León precisa un nivel más alto de convicción. Brillante Rocío Ignacio, que asumió como propio el papel de Desdémona demostra una línea vocal constante en el plano medio y claros destellos en los agudos. El alférez Iago encarnado por Carlos Álvarez denota el poso de la experiencia el barítono malagueño, que dominó el escenario consciente de la difícil tarea asignada por Verdi como motor dramático. Completan el elenco Luis Pacetti, inolvidable como Cassio, Marifé Nogales y Francis Tójar, asentando las bases y sumando credibilidad a la apuesta del teatro y su gerencia dentro de la Temporada Lírica.