Tras escribir sobre la sorprendente victoria de Donald Trump en Estados Unidos, a Vicente Vallés, periodista, analista político y presentador del informativo de la noche de Antena 3, le picó la curiosidad en torno a los misteriosos fallecimientos de diplomáticos vinculados al Kremlin y se puso manos a la obra para investigar sus causas. Fruto de sus indagaciones es El rastro de los rusos muertos (Espasa), un libro donde describe un país dominado con puño de hierro por Putin, bajo el que proliferan la corrupción, las mafias y la prostitución al servicio de unos objetivos muy claros: ocultar sus miserias y desestabilizar Occidente, dando apoyo a todo de tipo de populismos en una «guerra templada» sin cuartel con un importante control de unas redes sociales desnortadas y utilizadas como principales armas de la contienda. Esa batalla, asegura Vallés a Epipress, la están ganando Putin y los extremistas a los que da cobijo..

¿Por qué se ha puesto usted a indagar en las causas de los rusos muertos en actividades de espionaje bajo el mandato de Vladímir Putin?

Hace dos años escribí sobre la victoria de Donald Trump y seguí atento las noticias que llegaban sobre la injerencia rusa en las elecciones norteamericanas. Me di cuenta de que pasaban cosas inquietantes.

¿Qué pasaba?

Era llamativo que varios diplomáticos rusos murieran sin explicaciones coherentes. El primero falleció el mismo día en el que venció Trump y estaba destinado en Nueva York. Luego murieron más y me convencí de que había algo extraño en esas muertes.

¿Qué es lo más llamativo que ha descubierto?

El Kremlin gestiona el poder interno a través del miedo y con una dureza extrema hacia los rivales. Se trata de una democracia limitada, un modelo que quiere extender a los países occidentales estimulando los populismos tanto de izquierdas como de derechas.

¿Son los mafiosos rusos instalados en España piezas de la política desestabilizadora del Kremlin?

Buen número de esos mafiosos llevan en España desde principios de siglo y ellos mismos reconocen ser elementos de la política exterior e interior rusa. Incluso dicen que en Rusia solo hay políticos, mafiosos y prostitutas.

¿A qué responde esa cadena de asesinatos de espías y diplomáticos rusos llevada a cabo supuestamente por sus propios servicios secretos?

Al funcionamiento de un sistema dominado por el miedo.

¿Trata realmente Putin de desestabilizar Occidente?

Sin lugar a dudas y lo está consiguiendo en buena medida. En Estados Unidos ya lo ha logrado.

¿Pretende llevar al mundo a una nueva guerra fría para disputar la hegemonía a Estados Unidos y China, o simplemente va de farol para tapar los problemas de su propio país, donde la gente vive en plena miseria, mientras una minoría se ha enriquecido de forma escandalosa saqueando los recursos de las empresas públicas con el beneplácito del poder establecido?

Hay de todo un poco. Inventarse un enemigo externo cuando las cosas no van bien dentro no es algo nuevo. Ahora estamos en una especie de «guerra templada» entre Rusia y Occidente. Las guerras no se resuelven ya en el campo de batalla, sino con métodos de injerencia e influencia sobre otros países.

¿Puede llegar a surgir en Rusia un movimiento similar al de los chalecos amarillos de Francia por el aumento de la edad de jubilación que está provocando un creciente rechazo entre la población rusa?

El riesgo existe, pero parece poco probable que lo que pasa en Francia, un país democrático, pueda replicarse en una nación tan controlada por el gobierno como Rusia. Putin siempre ha temido el levantamiento de las masas porque lo vivió cuando era agente de la KGB en Dresde, Alemania, y cayó el Muro de Berlín. También sintió miedo con las protestas de Ucrania y durante las primaveras árabes.

¿Qué horizonte se abre para Rusia tras el colapso de la Unión Soviética?

Para Putin ese colapso, el troceamiento de la Unión Soviética, fue una gran catástrofe y puede que en cierta medida tenga razón. Lo que intenta ahora es reconstruir un poco esos pedazos para dar la visión expansiva de Rusia.

¿Intentará Putin mantenerse en el poder a partir de 2024, año en el que ya no podrá volver a presentarse a las elecciones?

Quién sabe. En 2024 ya tendrá cierta edad pero hasta el momento no suena ningún sucesor.

¿Servirá de algo para que no se reencarne en un nuevo zar su creciente pérdida de popularidad según reflejan las encuestas a pesar de sus chutes nacionalistas como la invasión de Ucrania o la exhibición el año pasado del misil ultrasónico Avangard que no podrán detectar los escudos norteamericanos?

En Rusia crecen los problemas internos por la caída del precio de los carburantes y las protestas de los pensionistas. No pinta bien la cosa y por eso Putin hace gestos para demostrar una fortaleza que en realidad no es más que debilidad. Occidente concede a Moscú más poder teórico del que tiene en la práctica.

¿Qué buscaba Putin con su injerencia en la campaña electoral norteamericana que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca?

Debilitar a Estados Unidos y al resto de Occidente. Su objetivo es generar distorsiones internas en otros países y favorecer la entrada en esas democracias de partidos extremistas.

¿Se sabe con seguridad el alcance de esa operación y su influencia en la opinión pública de Estados Unidos?

Yo no tengo la menor duda de ello. Es cierto que no se puede contabilizar el efecto de esa injerencia que parece que fue determinante en Wisconsin y Michigan.

¿Tiene eso algo que ver con la progresiva retirada de Estados Unidos de escenarios clave de Oriente Medio, dejando el camino expedito a Rusia como estamos viendo en Siria, donde finalmente se mantiene Al Asad, protegido de Putin?

En cierta medida, sí. Pero también es comprensible que Estados Unidos dé pasos atrás ahora respecto del conflicto sirio. Trump dice que el Estado Islámico está derrotado y es verdad que está muy debilitado, así que mantener tropas a largo plazo no parece necesario. Otra cosa es que se retiren de un día para otro dejando el campo abierto a Al Asad y Putin.

¿Cómo cree que evolucionarán las relaciones entre Putin y Trump, ahora aparentemente deterioradas quizá para disimular un acuerdo secreto entre ambos?

Es un misterio de la naturaleza de la relación entre Trump y Putin. El líder ruso, a quien en realidad no podía ni ver era a Hillary Clinton. Quizá eso influyó en el apoyo a su contrincante. Trump hace gestos de vez en cuando de que no siguen juntos, pero en las pocas reuniones que han tenido, Putin ha ganado el partido sin bajarse del autobús.

¿Va Vladímir Putin ahora a por Bielorrusia como hizo con Ucrania?

No le hace falta, Bielorrusia actúa como una especie de estado asociado de Rusia.

Dice usted que las guerras ya no se ganan en los campos de batalla sino en las redes sociales. ¿Quién va ganando hoy esa batalla?

Vladímir Putin y todos aquellos movimientos que han surgido con fuerza en Occidente tanto de la extrema izquierda como de la derecha. Antes de las redes sociales, había extremistas, pero se mantenían ocultos, porque pensaban que eran pocos. Ahora se aprovechan del anonimato de la red para darse a conocer y ahí descubren que no son tan pocos.