Novelista, ensayista, guionista y director de cine, David Mamet es uno de los dramaturgos estadounidenses más influyentes, prolíficos y respetados de nuestro tiempo. En 1984 fue galardonado con el premio Pulitzer de teatro por Glengarry Glen Ross, una muestra de lo mejor de sus textos escénicos: llenos de palabras malsonantes pero con un fondo igual de contundente. Una de sus piezas más interesantes, La culpa, llega este fin de semana al Teatro Cervantes en su versión española, dirigida por Juan Carlos Rubio y con un reparto de nombres respetados: Magüi Mira, Ana Fernández, Pepón Nieto y Miguel Hermoso.

«El lenguaje es coloquial sin perder sus formas y el resultado igual que si Schubert dirigiera un combate de boxeo: Maravillosa». Así definió The New York Times La culpa, una obra sobre la moral, la valentía y la presión social. En la obra, un psiquiatra es requerido a declarar en favor de un paciente responsable de cometer una masacre. Cuando se niega a hacerlo, su carrera, su ética y sus creencias son cuestionadas, desencadenando una espiral de acontecimientos que convulsionará no sólo su vida, sino la de la persona que más quiere. «La obra nos habla de lo que hacemos y cuáles son los juramentos profesionales que tenemos. Nos habla de una relación de una pareja, un matrimonio, que está a punto de destruirse; habla de la honradez debe tener una persona frente a lo que ha jurado (los juramentos hipocráticos profesionales, esos juramentos que te impiden revelar ciertas cosas de tu profesión). Plantea también si alguien con ética debe tomarse eso en serio, o si se debe faltar a la ética no ya solo profesional, sino personal. Y habla también de cómo manipulan nuestro criterio moral para dejarnos hacer lo que queremos en nombre de la religión. Plantea muchísimas cosas», aseguró Nieto en una reciente entrevista con Teatro Teatro. Para el marbellí, La culpa «funciona como un thriller, que lo es, pero generando muchas preguntas y provocando debate en la gente que sale con opiniones encontradas».

Juan Carlos Rubio destacó en Teatro Madrid las excepcionales cualidades dramáticas de Mamet: «Me gusta su alto grado de perversión. Es un autor muy rico en cuanto al diseño de todos los personajes. Esa manera que tiene de construir, de manejarse en un realismo con poética». La culpa es un ejemplo más de ello. Se trata, dice, de «una reflexión sobre de la condición humana y sobre cómo todos tenemos culpas. La culpa como esa zona oscura en la que uno piensa si ha hecho lo que verdaderamente debería hacer o no, esa culpa que uno asume aunque no comparta o la culpa que los demás depositan en ti aunque tú no te sientas culpable. Hay toda una serie de estados de esa culpa».

España tiene una especial relación con David Mamet. De hecho, España es el primer país en que se escenifica La culpa (después, claro está, del estreno de la obra en Nueva York). Y Málaga será una de las primeras ciudades españoles en asistir a su nuevo y perverso juego.