José Carlos Casado (Málaga, 1971) es uno de esos artistas que no se ponen límites. Lleva radicado en Nueva York más de dos décadas y, desde allí, sigue explorando las posibilidades de la creación y sus nuevas herramientas, convencido, como dice, de que el ordenador es el pincel del artista de hoy. Ha creado una videoinstalación para la rompedora cantante y activista M.I.A., tiene hasta su propio diseño de reloj Swatch y ahora está orgulloso de ser el autor de dos instalaciones en sendos parques de la Gran Manzana, concretamente en los parques Marcus Garvey (Harlem) y Rufus King (Jamaica); trabajos, como en todo su corpus creativo, inspirados en la capacidad transformadora y social del arte y la comunicación.

«Soy un artista que se posiciona constantemente dentro de los límites de paisaje deliberadamente en conflicto. Presento un mundo en el que los vídeos digitales, animaciones 3D, esculturas, fotografías, dibujos e instalaciones se fusionan en una serie de obras de arte que exploran la incomodidad de la propia naturaleza de uno; un mundo que está enamorado de la dualidad de la desafección; un mundo que desafía las nociones de realidad asumida». Es el lema de Casado, y lo cumple escrupulosamente en sus instalaciones outdoor neoyorquinas.

La primera, una jaula titulada I don't know why the caged bird sings, Ah me, inspirada en sus lecturas de la activista afroamericana Maya Angelou, pone el acento en la vida de las mujeres de color y sus innumerables obstáculos. La escultura física, rotunda, multiplica su potencia con una aplicación de realidad aumentada que permite al público interactuar virtualmente con la escultura a través de sus teléfonos móviles. Y así llegar al propósito inicial del malagueño: «Entonces te das cuenta de que no sólo las mujeres están en la jaula, sino todos nosotros, porque si una persona no es libre, nadie lo es». Podrá verse hasta octubre de este año.

Casado, apoyado por el Queens Council of the Arts, acaba de presentar su nueva instalación neoyorquina, Community: You never really know your own language until you study another, que reimagina las tradiciones pancartas para manifestaciones públicas: sustituye los textos e imágenes de protesta por retratos de las palmas de las manos de miembros de la comunidad, filtrados a través de software 3D. «Quiero representar la variedad de gente que vive en Queens: edades, razas, géneros, orientaciones sexuales. Unirlos manteniendo su carácter único», explica el creador malagueño.