De nuevo en Málaga, en una tierra que adoran y de la que guardan recuerdos imborrables. Porque en sus inicios, hace ya una década, a los madrileños Miss Caffeina se les pudo ver con frecuencia en la provincia. Hasta tuvieron el privilegio de preparar con mimo una singular presentación en una Caja Blanca que casi convirtieron en templo mágico. Por eso a Alberto Jiménez (voz) y a Antonio Poza (bajo), dos de los componentes de este combo, una entrevista en la capital costasoleña se convierte en un ejercicio de nostalgia en el que todo son recuerdos más que positivos.

Mañana, tres años después, regresan a otro de esos sitios para su recreo: Weekend Beach Festival. El macrofestival de Torre del Mar los volverá a ver, ahora con un cuarto disco bajo el brazo, Oh Long Johnson, y la seguridad de haber sentado auténtica cátedra en lo de combinar sintetizadores y estribillos pop de los que quedan grabados casi en una primera escucha.

¿Otra vez en una provincia talismán? ¿Cuál es la definición?Antonio

: Siempre nos acordaremos de la gira del primer disco y de aquel día en La Caja Blanca en la que todos quedamos encantados diciéndonos lo extraordinario que es el público malagueño. Nos conquistó desde ese momento.

Alberto: Tenemos muy buenos recuerdos. Porque por ejemplo tenéis una sala como París 15 con un escenario muy grande y unas condiciones también muy especiales.

Esta vez os toca subir a un escenario aún mayor, pero en otro concepto bien diferente como es el de un festival.Alberto

: Nos gustaría, por plantearlo como algo ideal, tener una gira propia en espacios de que tuviesen escenarios de esas dimensiones. Porque el problema en los festivales es que las actuaciones se quedan en cartas de presentación. Tocas a veces cincuenta minutos o una hora y veinte, que ya es mucho. Pero tienes la ventaja de que viene a verte gente que pasaba por allí o que son amigos de alguien.

¿Podemos decir que tras una década de trayectoria y un disco anterior como Detroit llegamos con vuestras nuevas canciones a un lugar ya asentado en el que se apartan las experimentaciones?Alberto

: Sin haber realizado ese experimento anterior no hubiésemos llegado a un disco como este tan radical. No obstante, bebe del anterior, empleando menos guitarras y de alguna forma volvemos a experimentar por la forma de trabajar que hemos desarrollado. No sé si es evolución. Sí que pensaran que no somos los mismos aquellos que se quedaron en el primer disco y no conocen Detroit.

¿Ahora que toca defender esta cuarta obra en directo, hasta qué punto resulta algo complejo?Antonio

: Nos ha generado mucho trabajo ser fieles al disco. Llevarlo al directo nos ha costado un pelín de esfuerzo más que en anteriores ocasiones, es cierto. También porque somos exigentes.

¿En el momento de empezar a trabajar en el estudio estaban los temas bien atados y definidos?Antonio

: Llegamos con muchísimas canciones. En las demos había más de veinte, como nunca antes. Algunas han cambiado mucho y otras muy poco. La anécdota está en que llegamos a pasar demasiado tiempo haciendo las bases de los temas, batería, bajo y demás. Y al final Alberto se tuvo que ir a Londres a grabar las voces porque no llegamos, porque nos pasamos.

Alberto: Por primera vez hemos incluso podido probar cosas y descartarlas por completo. Empezar de nuevo con una producción.

Antonio: Eso es algo que personalmente me ha encantado. Lo tenía idealizado poniendo la vista en grupos de los noventa que a veces se tomaban meses para poder grabar un disco tal y como querían.

Alberto: Ha sido además la primera vez que dejábamos la idea de un estudio en Madrid y nos alejábamos, a uno situado en una casa en Figueras, donde convivir las 24 horas totalmente desconectados.