Después de cinco años de viaje por su país, Dmitry Lookianov recopiló más de 3.000 fotografías que dan una idea de la Rusia de ayer y de hoy, y de las que se puede ver una selección en una exposición que se inauguró ayer en la sede en Málaga del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo.

Lookianov explicó en la presentación de la muestra, organizada de la mano de PHotoEspaña y la Fundación Ankaria, que su objetivo al emprender ese viaje era mostrar lo que había visto en su país desde su infancia. En algunas de sus imágenes se ve el modo de vida de algunas familias rusas, todavía rudimentario, y en otras cómo juegan los niños en la calle con una simple pelota vieja. El paso por más de cuarenta ciudades rusas permitió reunir este conjunto de imágenes que, para Lookianov, ofrecen «una imagen global de lo que es Rusia hoy».

El autor se refiere a esta experiencia como un «viaje psico-geográfico»: «Todos los lugares, las vistas turísticas y las afueras de una ciudad de provincias, con edificios típicos, son elementos casi idénticos de la superficie de la tierra habitada». No obstante, en su lente, cada una de estas imágenes representa una búsqueda de la estética, a pesar de que este concepto resulta muchas veces inaplicable a las naturalezas que selecciona. En un momento en que la fotografía se ha popularizado y está al alcance de todo el mundo mediante los teléfonos móviles y las cámaras digitales, Lookianov percibe que la gente tiende a ver lo extraordinario que sucede en el paisaje: los detalles, aquello que es bello, aterrador o llamativo en él, pero no el paisaje en sí mismo. «Los detalles han reemplazado al todo y eso ha hecho que se pierda la totalidad del paisaje; éste se ha vuelto invisible», incidió el fotógrafo, que en sus obras trata de captarlo en su conjunto. En la óptica de Lookianov, el paisaje está vivo, y su interés como fotógrafo no radica en embellecer la vida. Él ve en el paisaje lo que realmente es: su dimensión física, su forma, la combinación de detalles, el conflicto, el contraste o la incompatibilidad. Para él, el paisaje es una especie de tejido de la vida en el que emergen sensaciones de incomprensión y de misterio. Lo ordinario, lo cotidiano y lo cercano pueden volverse distante, exótico o raro, y lo que Dmitry hace es precisamente fotografiar estas rarezas invisibles.