Hace justo un año, cuando la Academia anunció que la siguiente edición de los Goya se celebraría en la capital andaluza, monté en cólera y titulé una columna de opinión: La gran fiesta del cine español pasa de Málaga y viaja a Sevilla. Alguno que otro tildó de «catetada» mi zapatazo, pero parece ser que no fui el único sorprendido y, por qué no decirlo, algo molesto con el asunto. Que la única ciudad que lleva más de 20 años apoyando al audiovisual patrio con un festival dedicado por entero a sus producciones (sufragado en gran medida por las arcas municipales) no recibiera el gesto de reconocimiento y cariño de la Academia de iniciar aquí la itinerancia de su ceremonia me pareció una descortesía (como también hacia San Sebastián, ojo).

Estuvieron sagaces en Ciudadanos al presentar una moción para instar al pleno a iniciar los trámites para traer la fiesta del cine español a nuestra capital. Aunque, igual que a mí, a ellos, me cuentan, también les llamaron de todo: al parecer, muchos se pitorrearon de la propuesta. Menos mal que Juan Antonio Vigar, el director del Festival de Málaga.Cine En Español, se tomó en serio la idea y, poco a poco, sotto voce, sin grandes declaraciones, empezó la labor de teléfono y pasillos para lo que hoy parece estar casi conseguido: los Goya 2020 tendrán lugar en Málaga.

Para justificar su viaje a Sevilla, Mariano Barroso, el presidente de la Academia, dijo: «La gente del cine vamos adonde nos sentimos queridos». Al final, como siempre, habrá sido cuestión de dinero (que es lo que más falta hace siempre en el cine español): se estima que Sevilla invirtió algo más de 1,5 millones de euros en "cariño", dentro de su reciente estrategia de captar grandes citas y ceremonias culturales de relumbrón.

Un año después, nuestro alcalde, Francisco de la Torre, siempre rápido y al quite, ha barrido a la competencia (Valencia y Bilbao, fundamentalmente) y, poniendo buen dinero sobre la mesa, ha conseguido un propósito más que pertinente. Porque es justo y necesario que los Goya se celebren en Málaga, la ciudad que, insisto, creyó hace más de veinte años en que había que apoyar al cine patrio, a veces tan dejado de la mano de Dios. Aunque haya tenido que ser pagando, y entrando en una especie de puja entre ciudades, los Goya se celebrarán en Málaga en 2020.

Teniendo en cuenta que la gala sevillana logró una cuota de pantalla de 26,2% (con lo que eso supone de refuerzo de la imagen de marca de una ciudad: al final, no lo duden, cosas intangibles como ésta se traducen en monedas muy tangibles), no parece una cantidad en absoluto descabellada.