El grupo madrileño es uno de los grandes alicientes del cartel del Marenostrum Castle Park, de Fuengirola, donde actúan este sábado. Hablamos con el líder de la banda sobre su carrera, su evolución, el mercado del indie y la actualidad política.

Un disco, como también una creación literaria o pictórica, responde a un momento tanto individual como colectivo y a un lugar. ¿A qué sabe «autoterapia», el disco aparecido el año pasado y con el que continuáis en gira?

A revisión, a cierta pausa para hacer balance. A introspección, más que nunca.

Normalmente se cree que el éxito modifica. Pero no sólo a los implicados directamente. ¿Cómo ha cambiado vuestro público y vuestra gente?

Nuestro público simplemente ha cambiado en cantidad, suponemos. Ahora viene mucha más gente a vernos pero sigue siendo público de todas las edades, de toda condición, igual que cuando tocábamos en garitos pequeños. Nunca tuvimos un tipo de público definido y ahora tampoco.

¿Os ha hecho más felices el éxito?

En muchos aspectos sí. Es un privilegio tremendo dedicarte a algo que te gusta. Así de sencillo. Dedicar tu vida a tu pasión y encima hacerlo sin los agobios económicos y logísticos de los inicios... ¿cómo no iba a hacerte feliz? Obviamente no es oro todo lo que reluce. Hemos sufrido pérdida de intimidad, mayor exposición, pero eso es un daño colateral pequeño comparado con la felicidad que nos reporta nuestro trabajo.

Permitidnos adentrarnos en el proceso creativo. ¿Todas las frases responden a una necesidad expresiva o hay mucho postureo para que cada oyente lo haga suyo de una forma que le sea útil?

Qué horror. Lo siento pero me ha recorrido un escalofrío al pensar en alguien componiendo, escribiendo una canción, pensando simplemente en poner frases que crea que van a «funcionar». Yo escribo lo que siento, como lo siento, de la forma que me surge de dentro. Paradójicamente, después de muchos años poniendo música a mis interioridades, he comprobado que la única forma de que eso llegue a otras personas es escribiendo sin pensar en ellas,escribiendo tus verdades a tu manera.

La mayor relevancia social os aporta mayores recursos y el dinero ofrece tiempo. ¿Cómo revierte eso en vuestras creaciones?

Nos da la posibilidad de experimentar muchísimo más que cuando empezábamos. No es lo mismo grabar un disco en siete días que en dos meses. Te pones a jugar con todos los cacharros que encuentras en el estudio sin agobiarte por el tiempo. Eso lo hemos notado muchísimo en los dos últimos discos.

El estilo Izal es inconfundible en la actualidad. ¿Eso os ata de manos o queréis ser valientes y experimentar hacia nuevos campos?

Lo bueno es que el estilo Izal siempre se ha basado en la búsqueda de nuevas estructuras compositivas, mezclas de ritmos, nuevos timbres instrumentales... La experimentación siempre ha formado parte de nuestro juego.

¿Qué no sabemos los que despertamos «lejos de esa casa», los que vivimos «fuera de la jaula»?

Pues casi nada de lo que ocurre realmente en el interior del de al lado. Y sin embargo todo el mundo habla del vecino como si viviera en su cuerpo. Y generalmente el vecino no suele salir bien parado. Una pena.

Un grupo considerado «indie» suena en radios musicales generalistas.

¡Yujuuu, los tiempos cambian!

¿Tiene una traslación directa el hecho de ser elegido por el público en plataformas digitales y que os hagan caso a nivel discográfico? Es decir,¿el público tiene ahora el cazo por el mango?

Absolutamente. Vivimos tiempos de una democracia musical tremenda. El público ya no tiene que quedarse solo con las propuestas que suenan a todas horas en radiofórmula o programas de televisión, eso ya solo es uno de los muchísimos escaparates donde suena música. La gente comparte en redes un link de Spotify de un grupo neozelandés mientras alguien le acaba de recomendar un video de Youtube de un tipo de Vallecas que se ha grabado con el móvil en el Metro. Y eso es maravilloso. Así nacimos y crecimos y sigue siendo así hoy en día.

¿Es El Pozo una invitación a la acción política, más ahora con el carrusel de comicios que nos espera?

Hay muchos malos diferentes en la actualidad, cada uno que elija el suyo. Desde luego hay rabia contenida hacia mucha mierda que no funciona en esta sociedad y los máximos responsables son los que mandan en nuestro nombre. Así que sólo nos queda ser responsables con nuestras ideas.