La celebración dentro de seis meses en Málaga de la Gala de entrega de los Premios Goya del cine español es un paso más en la relación de amor de esta ciudad con el celuloide que tiene como estandarte un festival cinematográfico que ya mira a su 23 edición anual, idilio enmarcado en la apuesta por la cultura.

Este conocido certamen, cuyo presidente de honor es el actor malagueño Antonio Banderas, es un escaparate de la industria del cine en español que convierte a la capital de la Costa del Sol en el epicentro del sector no sólo durante los diez días de frenética actividad, sino que desarrolla actividades en otras épocas del año.

Este festival evolucionó a partir de su edición de 2017 y se reformuló al optar por incluir como novedad las películas iberoamericanas en su sección oficial a concurso para abrirse a otros territorios.

Málaga, de moda por sus numerosos museos como el Picasso, el Pompidou, el Ruso o el Thyssen, sumará el próximo 18 de octubre otra oferta cultural, el Teatro del Soho Caixabank que promueve Antonio Banderas y que subirá el telón con el musical "A Chorus Line", reedición de una producción de Broadway de 1975.

La alfombra roja de Málaga se va a desenrollar más veces de las habituales en la tierra de Pablo Picasso, ya que en menos de cinco meses se desplegará en tres ocasiones: para la inauguración del coliseo de Banderas, con ocasión de los Goya en enero y para dar entrada al Festival de Cine el 13 de marzo.

Los Goya se entregarán en Andalucía por segundo año consecutivo tras la edición del pasado año en Sevilla, será su 34 edición y volverá a poner en el foco a la capital malagueña, que sumará así otro hito en la amplia trayectoria de eventos culturales y de camino contribuirá a su promoción turística.