Ya consiguió crear un ambiente mágico y único el pasado 5 de julio cuando el onubense dio el pistoletazo de salida al Starlite Festival de Marbella y este martes, volvió a hacerlo sin defraudar a cada uno de los asistentes que se encontraban en el auditorio de La Cantera. Bajo un ruido provocado por el taconeo del público sobre el suelo de las gradas que duró minutos y junto con interminables aplausos, Manuel Carrasco inició su espectáculo sentado en un banco situado en el centro del escenario y cantando su 'Me dijeron de pequeño'.

Le siguieron las letras de 'Yo quiero vivir' y 'Aprieta', las cuales dieron paso a uno de los gritos de la noche que hicieron crecer a todos y cada uno de los espectadores y espectadoras asistentes: "Es la segunda vez que vengo a Marbella este verano. La primera fue una noche apoteósica y hoy tengo que superarla". Al discurso de bienvenida le siguieron 'Los primeros días', 'Que nadie' y 'Vete' junto con un especial discurso contra el maltrato y la intolerancia, "es una llamada de atención al maltrato que sufren las mujeres, a la intolerancia que nos rodea y a todo lo que nos queda aún que recorrer en este tema".

El público no pudo quedarse quieto mientras Carrasco alzaba su voz, hasta las canciones más melancólicas como 'Llámame Loco' o 'Mujer de las mil batallas', hicieron balancearlo con un baile de brazos. Todo el auditorio los alzó a la vez y al mismo tiempo que hacían de coro y palmeros improvisados del artista con su mágico 'Uno x Uno' o 'Ya no'.

El artista inundó de sentimiento el ambiente con sus intervenciones en solitario, acompañado simplemente de su guitarra o su piano. Una 'Montañas de sal', dedicada a sus padres, los cuales se encontraban entre el público de la noche; una "Tengo una risa con dos añitos, que quita el sueño, un pucherito lleno de familia,..." dedicada a su hija. Volvió a cantarle junto a su piano, esta vez entre lágrimas, un "ella vino al mundo y mi mundo es ella", 'Ella es mi bandera'. El espectáculo estuvo conformado por un repertorio de veintiséis canciones entre las junto a sus nuevas creaciones, no pudo faltar una mezcla de sus clásicos: 'Y ahora', 'Bailar al viento' o 'Siendo uno mismo'.

Unas dos horas y media de concierto que tuvieron dos momentos culmines. El primero de ellos, cuando las gradas se convirtieron en un manto de estrellas en movimiento gracias a los flashes de los smartphones de los asistentes para acompañar al artista con su 'No dejes de soñar'. Y el segundo, el silencio absoluto que provocó Manuel Carrasco al interpretar una bulería con la que alababa los rincones de la ciudad marbellí, el encanto de Málaga y en el que también fue protagonista el gran Pablo Ráez.