-¿Considera que su trabajo ha abierto una brecha en la famosa leyenda negra?

-La brecha la empezó a abrir otra gente antes, aunque es cierto que hay un factor de popularización de conceptos. Era un problema conocido por muy pocas personas, por la gente culta del país, y, en ese sentido, Imperiofobia ha contribuido a una popularización, pero yo he heredado un tema histórico que empezó a investigarse a comienzos del siglo XX y que ya antes, sin tener nombres, hay autores conscientes de ello. Julián Juderías le pone un nombre oficial no creado por él y desde entonces ha habido muchas aportaciones de muchos historiadores. Y desde luego, injustamente olvidado está Rafael Altamira, que fue el primero que definió el concepto de hispanofobia. Es un jurista e historiador extraordinario y muy olvidado.

-Tal es la repercusión de Imperiofobia que el filósofo Luis Villacañas ha escrito Imperiofilia para darle la réplica. ¿Lo ha leído? ¿Qué opina?

-No hablo de él porque me termino convirtiendo en un sistema publicitario de Villacañas; que se lo trabaje él solo.

-Sostiene que su libro ha servido para que mucha gente descubra que la historia de España es mucho más luminosa de lo que les habían contado.

-Todas las historias de todos los países, sobre todo si como la de España abarca muchos siglos y mucho territorio, tienen luces y sombras y es una estupidez pensar que no. La historia de España está construida en torno a una serie de tópicos que además se repiten una y otra vez y que son la parte menos positiva. Además, esa insistencia en los aspectos menos positivos va acompañada de la idea de que es algo excepcional de nuestra historia. Por ejemplo, la Inquisición, si la aíslas, es un fenómeno extraordinario único, como si no hubiese más fenómenos de intolerancia religiosa. Para comprenderla hay que colocarla en el contexto general de intolerancia religiosa en Europa occidental. En gran parte, la leyenda negra es un fenómeno de descontextualización de los fenómenos históricos. Lo primero que hay que hacer es un trabajo de contextualización de los fenómenos y después hacer un trabajo historiográfico enorme, que pasa por investigar los temas de la historia de España que no se investigan nunca. Concentrados en el asunto de la conquista de América no se investigan los tres siglos de historia virreinal. Claro que hubo cosas lamentables, pero también otras extraordinarias y hemos elegido no enseñarlas. ¿Por qué? Porque la historia de España, desde el siglo XVIII en adelante prácticamente ha sido escrita por autores extranjeros, de ahí la enorme importancia que los hispanistas han tenido y siguen teniendo en nuestra historia. Es lo que yo llamo la subordinación cultural.

-¿Cuáles son las principales aportaciones de España a la historia universal?

-La vuelta al mundo, el mundo deja de ser plano y pasa a ser redondo, y el calendario que rige el planeta tierra. Las coordenadas espacio-temporales en que vive la humanidad ahora mismo son un producto español. Es una enormidad que ni siquiera viene en los libros de texto.

-¿Cómo pueden los colegios enseñar una historia descontaminada?

-Enseñar historia descontaminada es ahora mismo la gran tarea que tenemos por delante y esto va a costar treinta años volverlo a enderezar. Desde que las comunidades autónomas decidieron crear la última gran versión de la historia de España, que ha sido la historia autonómica, la historia del hecho diferencial, pues la historia de España se ha fragmentado en cada uno de los múltiples sagrarios que cada región construye para decir «nosotros estábamos aquí mucho antes de que llegara España». Si quieres buscar un hecho diferencial, lo encuentras, lo difícil es la tarea de construir, la tarea de toda la gente que aprendió a convivir para hacer cosas grandes en la historia. Esta es la historia de España que ahora políticos cortoplacistas y miopes, de derechas y de izquierdas, intentan destruir. A las nuevas generaciones les estamos dejando una papeleta muy difícil y van a tener que reconstruir la unidad trabajosísimamente, teniendo enfrente a la mayor parte de las élites culturales y políticas del país, que ahora mismo trabajan para la balcanización.

-¿Cómo acabar con la manipulación política de la historia?

-Acabaremos porque terminaremos exhaustos. El nombre de España ahora cada vez significa más libertad y aire para respirar y es algo que va a más. Una península fragmentada es de una fragilidad gigantesca.

-¿Por qué en España es tan difícil un gobierno de coalición?

-Estaban los tiempos maduros para que hubiera habido un gran pacto de las fuerzas constitucionales y, sin embargo, se ha elegido otra vez la filiación política a la democrática y a la lealtad constitucional. Eso es terrible y cortoplacista; tensionar hacia los extremos es negativo siempre. Los demócratas, sean de derechas o de izquierdas, son por encima de todo demócratas.

-Es decir, ¿habría apostado por un gobierno de PSOE, PP y Ciudadanos?

-Hubiera sido una opción ennoblecedora para todas las partes y creo que la inmensa mayoría de la gente lo vería bien. Nuestra clase política, que parece que prospera en la confrontación, ha decidido que esa opción no es aceptable. Luego, se han perdido los modales y la buena educación y ahora resulta vomitivo escuchar a los políticos en el Parlamento. Vendría bien una recuperación de las formas.

-El Gobierno de Pedro Sánchez ha vuelto a poner en el debate la exhumación de Franco. ¿Qué opina?

-Es un asunto que cada cierto tiempo vuelve y languidece y me imagino que así seguirá eternamente. Cuando se hicieron los pactos de la Transición se debió tomar una decisión sobre ese particular y, si hay que hacerlo ahora, debe hacerse con el mismo espíritu de consenso con el que se hicieron los grandes pactos que dieron lugar a la Constitución española. Hay que volver a realizar grandes pactos que le den estabilidad a este país porque sin ellos no vamos hacia ningún sitio. Ese espíritu hace prosperar a las naciones y no es tan difícil de recuperar.

-Como docente ¿cómo ve el nivel educativo de las nuevas generaciones?

-Acaban de salir los datos de las oposiciones de Secundaria y han quedado dos mil plazas vacantes por causas de ortografía, que se dice pronto. Yo digo que analfabetos ha habido siempre, pero ahora salen de la Universidad. Esa catástrofe procede de la quiebra de la enseñanza media, que es el puntal de la formación de un país. El hecho de que los políticos no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo en Educación no es más que el síntoma de que no han sabido ponerse de acuerdo en las tres o cuatro cosas que son política de Estado y que hay que mantener al margen de la pelea política. Pero, ¿cómo van a ser capaces de ponerse de acuerdo si anda cada uno trincando un cacho de país...? España tiene un problema enorme con esa clase política que hemos generado a partir de la construcción del estado autonómico y vamos a tardar mucho tiempo en enderezar esto.

-Ofrece una visión un tanto pesimista...

-En absoluto. Esto ha pasado y se ha solucionado. No tengo ninguna duda de que el país va a salir adelante, el asunto es que lo hagamos con el menor daño posible para la mayoría de la gente y para la economía. Este país tiene una capacidad de resistencia formidable.