Ovación en el Festival de San Sebastián para 'La trinchera infinita', el filme de los directores vascos de Handia y Loreak, Jon Garaño, Josemari Goenaga y Aitor Arregi, una cinta minuciosa y emotiva donde recrean la vida entera de un topo andaluz escondido tras la Guerra Civil, en una «alegoría sobre el miedo» que también es una historia de amor. La película, protagonizada por los malagueños Antonio de la Torre y Belén Cuesta, está inspirada en las peripecias del último alcalde republicano de Mijas, Manuel Cortés, aunque ficciona bastantes episodios para, según sus autores, «no estar sujetos a la servidumbre» de la realidad histórica.

El trasunto de Manuel en el largometraje se llama Higinio Blanco. Higinio (De la Torre) es un republicano que acaba de casarse con Rosa (Cuesta) cuando estalla la Guerra Civil y la vida de él pasa a estar seriamente amenazada. Con la ayuda de su familia, decide utilizar un agujero cavado en su propia casa como escondite provisional. Pero las cosas se complican, Franco gana la guerra y el miedo a una muerte segura, además del amor que sienten el uno por el otro, les condena a un encierro que durará más de 30 años, hasta la muerte del dictador.

«Si Higinio está escondido es por miedo, todos tenemos miedo a algo: a dar el paso, a dejar el trabajo, a salir del armario», explicó ayer Garaño, para quien la cinta busca entablar «un diálogo entre el pasado y el presente» y que el espectador de hoy «vea que las ropas cambian, pero las inquietudes humanas son siempre las mismas».

Palmarés

La trinchera infinita es desde ya firme candidata a tocar pelo en el palmarés donostiarra. Muchas posibilidades tienen especialmente sus intérpretes, enormes. Belén Cuesta y Antonio de la Torre se enfrentaron al reto de hacer creíble un acento a pesar de que la historia se desarrolla «en un Macondo», según relató la actriz. Ambos son de Málaga pero llegaron al «acuerdo» de que «muchos pueblos de Andalucía tienen acentos diferentes»: «Queríamos honestidad y veracidad, lo creíamos fundamental para la historia, porque no es igual el andaluz de ahora que el de los años 30», expresó la intérprete. De la Torre ya revivió en La noche de 12 años el encarcelamiento del expresidente uruguayo José Mujica, y señaló que luchó contra la claustrofobia «buscando en las tripas: no hay fórmula para actuar eso. Es fascinante la capacidad del ser humano para sobrevivir. Haces lo que puedes, concentrarte, pensar qué haría... Ser una sombra de lo que podría haber sido aquello».

La cinta avanza esos treinta años con los actores, que envejecen, engordan, enloquecen a ratos y se resignan, otros. «El planteamiento era no salirnos de ese encierro y ver esos 30 años en la historia de un matrimonio y también de un país. Ver cómo el miedo condiciona sus vidas», resume Goenaga.