El Museo Ruso renueva su oferta artística con la presentación de dos nuevas exposiciones temporales de artistas clave de la Rusia del siglo XX. Por un lado, se encuentra Nikolái Roerich. En busca de Shambhala, que muestra en sus 74 obras el viaje en busca de ese milagro llamado Shambhala y se podrá visitar en el espacio dedicado a las muestras temporales. Otra de las recién llegadas es Anna Ajmátova. Poesía y vida, en el Espacio 3, que recoge la vida de una de las poetas rusas más importantes de la historia.

Nikolái Roerich. En busca de Shambhala, es una recopilación de obras que el autor realizó mientras estuvo de viaje buscando lo que el considerada un sueño: shambhala, una «civilización fuera de la tierra que tenían que salvar, que están dirigiendo algo en la tierra y tienen sus representantes», explicó la directora adjunta del Musée National Russe de San Petersburgo, Evgenia Petrova. La exposición consta de 74 piezas donadas por el propio artista al Museo Ruso.

La relación entre Oriente y Occidente y entre lo terrenal y lo cósmico es fundamental en la muestra. Durante su vida Roerich defendió la creencia de que existían fuerzas superiores que controlaban lo que pasaba en la Tierra, y estuvo en contacto con líderes religiosos y ciudadanos de diferentes partes que conocía a través de sus expediciones en busca de Shambhala.

Viajó desde 1920 hasta 1940 para llegar al Himalaya, atravesando Mongolia y el Tíbet hasta llegar a China y seguir su camino escalando montañas. «Todos los paisajes y obras tienen este sueño, una luz increíble, no solo la naturaleza está viva, sino que las piedras y los objetos también y se perciben en los colores de la obras», resaltó Petrova. Aunque el autor se centra sobre todo en paisajes, «ninguna de sus obras se repite, nueva luz, nuevo color, nueva idea donde se muestra su estado de ánimo o entendimiento de otros mundos», añadió.

Antes de enfrascarse en su utópica búsqueda, la producción artística de Nikolái Roerich estaba encaminada a contrastar los diferentes estilos arquitectónicos y el contexto histórico junto a su esposa. También había conceptos religiosos en muchas piezas de la época. Entre sus importantes obras paisajísticas destacan Krishna (1938), la serie Himalaya (1938) y, con respecto a su etapa anterior a sus viajes, se encuentran Ídolos (1901) o Visitantes Extranjeros (1901), que abordan temas como la religión, los mitos, historia o la cultura rusa.

Roerich también destacó en otros aspectos: por ejemplo, fue uno de los promotores del Pacto Roerich, que estableció la protección de instituciones artísticas y científicas y monumentos históricos, que ayudó a sentar las bases para reconocer dentro del marco legal la defensa de los bienes culturales por encima de cualquier tipo de intervención militar.

Anna Ajmátova

De otro lado, la exposición Anna Ajmátova. Poesía y vida complementa y completa la actual muestra anual del Museo Ruso, Santas, Reinas y Obreras. La imagen de la mujer en el arte ruso. Ajmátova es una de las figuras rusas más reconocidas a nivel internacional por sus poesías y su belleza. Fue musa e inspiración para artistas como Amedeo Modigliani, Natan Altman o Kuzmá Petrov-Vodkin, cuyas obras forman parte de la exposición «Mostramos el destino de su vida a través de los hombres que formaron parte de ella», explicó la directora adjunta del Musée National Russe de San Petersburgo.

Junto a estas piezas, se exponen otros objetos personales que buscan acercar y desvelar detalles de la vida de la gran poeta rusa. Entre sus obras destaca Retrato de Anna Ajmátova, de Natan Altman (1915) o el poema Réquiem, uno de los más importantes y fundamentales de la literatura del país.

Su trayectoria se puede dividir en dos etapas marcadas por la Revolución de Stalin. Mientras que en la primera su vida es tranquila y forma parte de los círculos más exclusivos, tras la revolución cambió la felicidad por el sufrimiento y las privaciones. El fusilamiento de su hijo y el arresto de su tercer marido forjaron una personalidad más madura que quedó reflejada en sus obras a partir de ese momento.

Evgenia Petrova quiso resaltar la importancia de esta muestra, especialmente como complemento de la exposición anual: «Se encuentra al lado de las mujeres rusas en otras salas, tiene mucho sentido haber organizado esta exposición pequeña pero fantástica».

Ambas exposiciones temporales estarán en cartel hasta marzo del próximo 2020, cuando se cumplan cinco años de la apertura del museo. Un espacio que «sigue avanzando en consolidación» con la llegada de estas dos nuevas temporales, aseguró el alcade de Málaga, Francisco de la Torre. La delegada de Cultura, Noelia Losada, subrayó que «es una satisfacción» que este museo sea el elegido para la primera muestra en España de pintura de Nikolái Roerich.

Estas dos nuevas exposiciones se suman a la muestra anual Santas, Reinas y Obreras. La imagen de la mujer en el arte ruso, que puede visitarse hasta febrero de 2020.