No hay paso que dé Javier Castillo que no se hacia delante. El escritor malagueño, uno de los fenómenos literarios españoles y europeos de los últimos años, despacha por centenares de miles las copias de sus hasta ahora tres novelas ('El día que se perdió la cordura', 'El día que se perdió el amor' y 'Todo lo que sucedió' con Miranda Huff), ejemplos de una literatura abiertamente comercial, que busca enganchar al espectador con intrigas repletas de giros y romance apasionado. La fórmula de este exasesor financiero que preparó su primer libro durante sus trayectos laborales del Cercanías Fuengirola-Málaga sigue siendo ganadora. Y cada vez más el mundo quiere saber de este hombre: Castillo ha sido seleccionado como avanzadilla de los autores españoles que comparecerán en la popularísima Feria de Frankfurt el año que viene, en la que España será el país invitado.

«Yo voy este año a un encuentro con 40 editores internacionales para presentar mis libros, el fenómenos que se ha construido a su alrededor... Es verdad que ya estoy publicado en muchos países pero ésta será una oportunidad para que más editores me conozcan. Y para demostrar que el thriller no sólo se escribe desde EEUU», nos cuenta Javier, al que le apetece especialmente viajar a la cita literaria de la ciudad alemana, no sólo porque sea la feria del ramo más importante del mundo: «Lo bueno que tiene Frankfurt es que se aleja precisamente de esa sensación continua de que para ser buen escritor tienes que contentar a los críticos en vez de a los lectores. Sé que se me ha criticado en círculos literarios pero es que a mí importa poquísimo lo que se opine de mí en esos círculos. Mi única preocupación es que cuando la gente lea el libro sienta que ha merecido la pena el dinero que se ha gastado», asevera.

A lo grande

A sus treinta y pocos, el malagueño puede presumir de presentar una novela a lo grande, como se suelen hacer los estrenos cinematográficos, en los Cines Capitol de Madrid; o de firmar durante más de 10 horas en la Feria de Sant Jordi. Porque él es un escritor con fans, a los que cuida y mima especialmente, compartiendo detalles de su vida personal (su mujer y sus hijos copan muchos de sus posts en Instagram) a través de sus cuentas en diferentes redes sociales. Sabe que sus historias, sí, pero también ellos, los que se apasionan leyéndolas, son la razón de su éxito. «Cuando ves la ilusión de cada persona, aunque lleves diez horas firmando es como si llevases cinco minutos. La adrenalina y el entusiasmo te ayudan, aunque luego llegues al hotel completamente agotado», confiesa Castillo.

Por eso, hay un miedo a no defraudar que intenta mantener a raya. «Trato de convertir el miedo en ilusión. Como sé que hay muchísima gente esperando un libro mío, me digo que tengo que escribir con más ganas aún. Es más difícil escribir pensando que no hay nadie que te vaya a leer», razona el autor, al que, por cierto, pillamos delante del ordenador: preparando su próxima novela, La chica de nieve (más detalles en la pieza inferior), y revisando sus dos primeras, que se convertirán en serie de TV: «Estoy ilusionado y a la vez nervioso, impaciente», confiesa. Como sus lectores cada vez que se acerca un lanzamiento editorial del malagueño más vendedor.