Por fin el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga ha reabierto sus puertas tras un proceso administrativo lastrado por los retrasos en la convocatoria del concurso para encargar su gestión y la controversia por el aterrizaje en el mundo de la política de Fernando Francés, exdirector y responsable de la empresa Gestión Cultural y Comunicación (la firma adjudicataria). "A partir de ahora esperemos que sólo estemos pendientes de la altura artística de las exposiciones del centro", expresó la concejala de Cultura, Noelia Losada. Pero será difícil, al menos de momento.

Primero vayamos a lo estrcitamente artístico. El regreso a la figuración de Sean Scully con 'Eleuthera' es la muestra con la que el CAC vuelve a la cartelera. La exposición, que ya ocupó las paredes del Museo Albertina de Viena, rompe con todo lo visto hasta ahora de este irlandés, con más de cinco décadas a su espalda de abstracción y minimalismo severos.

Una aparentemente simple escena está detrás de este viraje: "En una Navidad en Eleuthera, una isla de las Bahamas, vi cómo mi hijo jugaba feliz en la plaza. Y tomé fotos. Pero pensé que la fotografía no era suficiente para reflejar ese momento. Quería que quedara como recuerdo en forma de cuadro", ha recordado Scully en un más que competente español. Pintó su primer cuadro, el primero figurativo desde sus tiempos de alumno de Bellas Artes, y terminó con un stock de 24. "Fue todo muy natural, como volver a montar en bicicleta", reveló.

Sean Scully es uno de esos artistas obsesionados con agotar las posibilidades expresivas de unos recursos aparentemente limitados; cuenta, por ejemplo, que para una de sus obras, 'Any questions?', empleó más de 25 años hasta que se dio por satisfecho. En 'Eleuthera' el modus operandi es el opuesto: "Dibujo a partir de la fotografía muy rápido, en cinco minutos, y entonces pinto casi brutalmente. Sin revisiones, porque no quiero traicionar la inocencia de pintar a mi hijo jugando en la playa. Quiero coger el momento para siempre". Y aquí están esos momentos, con sus colores primarios y resplandecientes, con sus formas geométricas protectoras, en las paredes de un CAC que busca ganarse su futuro.

El Antiguo Mercado de Mayoristas quiere afrontar una etapa, ya sin Fernando Francés al frente (aunque sí con la empresa que fundó) y con bicefalia en el timón: por un lado, una histórica del centro como directora artística, Helena Juncosa, y, por otro, el empresario José Luis Díaz Noriega, que se encargará de lo referente a la gestión.

Díaz Noriega, amigo íntimo y de la infancia de Francés, es el actual administrador de Gestión Cultural y Comunicación, la compañía que el cántabro vendió para poder acceder a la Secretaría de Innovación Cultural de la Junta de Andalucía (puesto que terminó abandonando sólo cuatro meses después). Confiesa ser un aficionado al arte y que sus negocios han ido hasta ahora por otros derroteros, pero promete cercanía, transparencia y, por supuesto, cumplir con el proyecto que ganó en el concurso público (diseñado por Fernando Francés).

Veremos si las sombras alargadas del pasado histórico y reciente del CAC Málaga ahogan los colores que expone para su futuro. De momento, conformémonos con que, al menos, ha reabierto sus puertas, ahorrándonos (y al Ayuntamiento; por cierto, se echó de menos la presencia del alcalde, Francisco de la Torre, en la presentación de este mediodía) la vergüenza de tener cerrado durante meses un museo municipal por cuestiones meramente burocráticas.