Para Adrián Fernández, el día de ayer fue algo diferente al resto. El joven malagueño de 11 años abandonó durante unos minutos sus clases para atender a los medios de comunicación interesados en saber cómo ha sido formar parte del elenco de la películaLejos de estar cohibido o tímido, Adrián confesó que no le asustan las cámaras y que no le imponen que le vean en la gran pantalla. «Me inquieta un poco, pero las personas que vayan a ver la película van a ver a Jaime, no a Adrián, así que no me preocupa mucho», explica.

Cuenta que esta oportunidad fue algo inesperado. Los productores recorrieron Andalucía en busca de un niño que encajara con Jaime, el personaje al que interpreta. «Estuve a punto de no apuntarme al casting. Una amiga le dijo a mi madre: Apúntalo, que seguro que no lo cogen. Al final me seleccionaron y fue una experiencia muy guay y muy divertida», comenta con una sonrisa.

El contexto histórico en el que se basa la película es muy diferente al que el malagueño está viviendo, lo que le ha permitido aprender muchas cosas: «Es una película que enseña lo que había en aquella época, cómo vivía la gente, cómo se hablaba y como se relacionaban entre ellos. Sobre todo la historia de los topos. Tiene una trama muy guay y es muy interesante», cuenta.

Adrián comparte pantalla con Antonio de la Torre y Belén Cuesta, de los que solo tiene buenas palabras: «Me lo han puesto muy fácil, porque cuando yo me tenía que meter en el papel cuando compartíamos escena, ellos lo hacían tan bien que eso me ayudaba a mí a interpretar mejor».

Con respecto a su personaje, Adrián no ha querido desvelar mucho: «Si quereis conocer a Jaime, lo mejor es que vayáis al cine a ver la película». Lo que sí ha admitido, es que le ha costado poner el acento tan característico de los pueblos andaluces de la época, pero que a base de trabajarlo, lo consiguió: «Aunque al principio era un poco raro, al final me adapté muy bien al personaje».

Atrás ha quedado su deseo de ser policía. Después de esta experiencia, quiere ser actor e incluso se atreve con la dirección de algún proyecto porque, dice, creo que lo puede hacer «bastante bien», afirma.